miércoles

La sociedad inmunodeprimida y la New Age

Hace unos dias me invitaron a una mesa redonda donde se trataron las relaciones entre medios de comunicación y enfermedad. Mi presencia en ese foro -organizado por la universidad Jaime I- estaba relacionada con el tema de los trastornos alimentarios, especialmente la anorexia mental, un tema que mantiene relaciones ambiguas con los medios de comunicación y que preocupa tanto a las autoridades sanitarias como a los propios medios y a los expertos que mantenemos opiniones diversas sobre el beneficio que la publicidad de determinadas enfermedades tiene sobre la salud pública.

De ese encuentro escribi un post que está aqui. y donde adelanté algunas ideas que pretendo ampliar en este nuevo post.

Tal y como decia alli:

Nos hemos quedado solos frente al mercado.

Quise decir con esta frase que no es que seamos más vulnerables ahora que antaño, ni más o menos viciosos, hostiles o estúpidos y sin embargo basta con ver los telediarios para observar como todos los registros del mal, de la estupidez o de la alienación son pulsados en distintas octavas por las personas comunes.

La razón de este desvarío no es que hayamos ganado algo para ser mas disfuncionales sino que vivimos en un mundo que -aunque opulento en lo material- nos ha dejado sin los colchones de seguridad que antaño nos alejaban de la alienación. Estos colchones de seguridad era fundamentalmente dos: la familia y la religión, dos burbujas constructoras de entornos de seguridad y de atmósferas de trascendencia que nos ponian en el mundo armados de un proyecto ontológico, un proyecto como entidad.

Eliminados o cuasi narcotizados ambos, el ser humano se ha quedado solo frente a su deseo enfrentado a estimulos concretos y feroces que le llevan a desarrollar sus instintos más primitivos vinculados al narcisismo: el individualismo, la indiferencia y la rivalidad. Gran parte de los malestares y de las enfermedades mentales actuales son desvaríos ontológicos, es decir anomalías en nuestra manera de estar en el mundo. No hay trastornos de la personalidad sino diferentes versiones del vacío metafisico inducido por el laicismo del siglo.

La liberación sexual ha conseguido por sí misma vender más antidepresivos que todas las restricciones religiosas juntas.

Algunos de nosotros hemos aprendido algo muy importante:

Es imposible liberar al hombre sin esclavizarlo a distintos yugos.

Superada o levantada una prohibición o una carencia aparecerá otra lacra aun peor que señala en la dirección de que el hombre está diseñado para el sufrimiento, el sacrificio y la privación.


Y como dice Baudrillard:

La peor de las alienaciones no es ser despojado por el otro, sino estar despojado del otro; es tener que producir al otro en su ausencia y, por lo tanto, enviarlo a uno mismo. Si en la actualidad estamos condenados a nuestra imagen, no es a causa de la alienación, sino de su fin, es decir, de la virtual desaparición del otro, que es una fatalidad mucho peor.

Y todo ha sido sustituido por el simulacro de una realidad de la apariencia aun a sabiendas que no existe y que nos instala en el nihilismo que algunos como Nietzsche nos profetizaron.


Ver y ser vistos, esa parece ser la consigna en el juego translúcido de la frivolidad. El así llamado momento del espejo, precisamente, es el resultado del desdoblamiento de la mirada, y de la simultánea conciencia de ver y ser visto, ser sujeto de la mirada de otro, y tratar de anticipar la mirada ajena en el espejo, ajustarse para el encuentro. La mirada, la sensibilidad visual dirigida, se construye desde esta autoconciencia corpórea, y de ella, a la vez, surge el arte, la imagen que intenta traducir esta experiencia sensorial y apelar a la sensibilidad en su receptor.



Aqui hay un buen articulo sobre las ideas de Baudrillard respecto a las transformaciones que ha sufrido la vida pública en nuestro entorno.

Mi referencia a Baudrillard procede precisamente del titulo de este post. Fue Baudrillard el primero en hablar de nuestra sociedad postmoderna como una sociedad inmunodeprimida: hemos perdido todas nuestras defensas frente a los impactos de la exigente realidad pues no nos queda ningun valor o ideal en pie de la época de la modernidad, todo ha sido consumado como si se tratara de un objeto industrial, de un fungible, todo ha sido puesto bajo el microscopio de la revisión y ya no hay Dios, ni realidad ni metafisica, sólo existe el mercado y sus mediadores. Hemos perdido las defensas y por eso enfermamos. Enfermamos de vacío, de anomia y de sin sentido.

Tambien Ken Wilber abordó este tema en su libro “Boomeritis”, el efecto del baby boom de los años 50 en la demografia y la explosión de individualismo narcisista tal y como apunté en este post que titulé “La generacion del Yo”

Lo que enferma no es el cerebro sino el Ser.

Michel Houellebecq en su libro “Las particulas elementales” aborda en clave profética y amarga las razones por las que el mundo se dirige raudo no solo a una revolución metafísica sino a una especie de sincretismo entre la magia y la ciencia, la superstición y la tecnología que alumbrará un hombre nuevo. Un hombre nuevo que necesariamente deberá emerger de un modo no sólo psicológico o mental sino tambien genético.

La New age será posiblemente la religión del siglo XXI pero a diferencia del resto de religiones que han sido reveladas directamente por Dios, en esta ocasión serán los hombres quienes harán emerger a un Dios a la carta, una especie de superhombre gracias a las tecnologias reproductivas y a la biologia molecular y la genética. El objetivo es liquidar para siempre el origen del malestar de entre los hombres: la sexuación.

No me estoy refiriendo al sexo y a la sexualidad que se conservará en la hipótesis de Houellebecq sino a la sexuación como germen de la muerte que se encuentra plegada en la meiosis y de la que se ocupó Sigmnund Freud cuando elaboró su doctrina tanática sobre la pulsión de muerte. En este post pueden ustedes contemplar un video de esa eterna lucha entre contrarios.

La abolición de la reproducción sexual con todos su peajes será al fin quien libere al hombre de las diferencias, de la enfermedad y de la confrontación de unos contra otros y lo que hará que se cumplan por fin los ideales de las revoluciones burguesas: la humanidad será una fraternidad de cuasigemelos.

Asi dice Houellebecq que desde algo falso podemos llegar a algo verdadero o dicho de otra forma: que la busqueda de la verdad carece de importancia si la comparamos con la consecución de una sociedad cooperativa, solidaria y colectivista. Una sociedad sin ánimo de lucro.

Mas allá de la multitud de supersticiones pasadas de moda, ridiculas o contradictorias, la New Age responde a un sufrimiento real provocado por una dislocación psicológica, ontológica y social.

Y también:

La New Age manifiesta una voluntad real de ruptura con el siglo XX, con su inmoralidad, su individualismo, sus aspectos libertarios y antisociales; expresa que ninguna sociedad es viable sin el eje federador de una religión cualquiera, constituia una poderosa llamada a un cambio de paradigma.

Ideas, las de Houellebecq que parecen haber sido calcadas de otro profeta de la new age, me refiero a Aldous Huxley que tanto imaginó en su “Un mundo feliz” que -acariciando la utopía- acabó en manos de la distopía y tuvo que reescribir otro libro para mejorar el futuro que nos esperaba a la sociedad sometida a una especie de gobierno totalitario. Fue asi que hizo nacer “La isla” que no deja de ser un libro naif comparándolo con este de Houellebecq que arranca a través de una historia protagonizada por dos hermanastros que comparten una familia rota, desarmada e inmunodeprimida como aquellas que emergieron en los 60 y que abandonaron todo para encontrarse a sí mismos en California. No pararon hasta que el cáncer, esa lacra sexual, se impuso para acabar con sus estúpidas y vacias existencias a medio camino entre el vacío y la irresponsabilidad.

Houellebecq parece decirnos que no hay alternativas y que la única solución que le queda a la humanidad es alumbrar en ella misma una mutación programada que permita a la Tierra desembarazarse de ese depredador llamado Sapiens y que desde él y su tecnología pueda emerger una raza nueva de hombres que como los de Huxley sean felices pero esta vez sin necesidad de drogas.

El libro de Houellebecq es uno de esos libros que como “La metamorfosis” kafkiana parecen inaugurar un nuevo mundo, una nuevo paradigma, al margen de estar o no de acuerdo con las profecías que nos relata el autor, vale la pena subrayar que la humanidad necesita una ruptura con las ideas que sostuvo en el siglo anterior y que el milenio que nos viene será trascendente o no será de ninguna manera. La Tierra nos pasará factura creamos en la esotérica hipótesis Gaia o no.

Naturalmente hay que contar con los enemigos de este cambio de paradigma que se encontrarán tanto en las religiones oficiales como en la ciencia materialista y laica. El futuro parece estar en la reconciliacion de la ciencia con la religión. Necesitamos una refundición de todos los saberes para ponerlos al servicio del hombre y dotarles de sentido para el hombre de hoy, si queremos minimizar los daños que ya se adivinan.

Vale más una superstición útil que una verdad científica inalcanzable.

Por ejemplo:

La creencia en un karma, en una misión en la vida es seguramente una superstición pero en cualquier caso es una superstición que da sentido a la vida, es un significante lleno de significados que hace que los seres humanos individuales nos acoplemos a una existencia con sentido óntico. Esta experiencia llena de sentido tiene enormes consecuencias para la salud y para tener una vida plena.

Es verdad que algunas personas pueden tambien obtener beneficios de algo parecido al karma fiandolo todo a un laicismo militante: son los que creen que el mundo irá mejor cuando las religiones y las supersticioens sean barridas de la tierra, ellos tratan de imponer a los seres humanos corrientes su propio dogma sin darse cuenta de que ni siquera han podido transmitirselo a sus hijos.

¿Pero alguien puede asegurar que el mundo puede mejorar sólo con las herramientas de la ciencia?

A este respecto me gustaria comentar una anécdota que contó Bessel Van der Kolk -uno de los expertos mundiales en el tema del trauma- respecto a la experiencia americana que siguió a los atentados del 11-S.

El Gobierno después de los atentados proveyó de fondos para atender a la población expuesta con el fin de prevenir o tratar los sintomas de estrés postraumático que pudieran presentarse. Se confeccionaron dos listados, uno con las personas que tenian derecho a esta prestación y otra con los psiquiatras y psicólogos acreditados para el tratamiento del TEP.

Pasó el tiempo y Van der Kolk que pertenecia a la comisión de expertos que seleccionaba las técnicas y a los profesionales idóneos para tal menester cayó en la cuenta de que muy pocos habian optado por las terapias recomendadas segun los criterios que establece la ciencia.

Intrigado por este misterio se puso a investigar por su cuenta qué habia sucedido con las victimas del suceso.

La mayor parte de ellos habian renunciado a los tratamientos propuestos por el gobierno y sin embargo habian optado por pagarse tratamientos de acupuntura, masajes, homeopatia y otros tratamientos alternativos.

Naturalmente ninguno de estos tratamientos está indicado para la prevención o el tratamiento del TEP.

Pero parece que las personas cuando han de seleccionar para sí un tratamiento no lo hacen siguiendo las recomendaciones de “la evidencia cientifica” sino siguiendo otra clase de criterios.

Van der Kolk concluyó que debiamos seguir investigando las razones por las que el publico se muestra inclinado a seguir terapias no convencionales a sabiendas de que carecen de eficacia demostrada y rechazan las recomendaciones gratuitas que se le realizan desde las autoridades sanitarias.

Y yo tambien creo que este fenómeno deberia seguir siendo investigado.



http://pacotraver.wordpress.com/2009/11/18/la-sociedad-inmunodeprimida-y-la-new-age/

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