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ENTENDIENDO LA INTELIGENCIA DE LA INTERACCIÓN: NEUROCIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN

Albert Einstein, uno de los cerebros más privilegiados del siglo XX, desarrolló las teorías
científicas más vanguardistas que hasta el momento nos ha brindado la ciencia. Estas
teorías, fruto de la interpretación de las realidades físicas y matemáticas, provienen de
la fuente única de generación de conocimiento, la mente humana.
Thomas S. Harvey2, patólogo del hospital de Princeton, diseccionó este prodigioso
cerebro, donado para el análisis científico en 1955, en doscientas láminas, con
excepción del cerebelo y del córtex.
El resultado de este análisis, descubrió un mayor número, en términos porcentuales, de
células de la glía cerebral que de neuronas, interpretándose que el consumo de energía
del cerebro de Einstein era superior a la media debido a sus extraordinarias capacidades
cognitivas.
La atracción generada por la teoría neuronal de Santiago Ramón y Cajal, relegó a un
segundo plano a las células glía, concentrando los esfuerzos de los neurocientíficos en la
comprensión de la estructura, fisiología, desarrollo y plasticidad de los circuitos
neuronales. Sin embargo, recientemente se ha redescubierto a estas células como
elementos clave en el procesamiento de la información3.
1 Director de Innovación. Observatorio de Innovación y Participación. CICE. Junta de Andalucía.
2 A. Aguirre de Cárcer/J. M. Fernández-Rúa ABC (España), 18 de junio de 1999
3 Las células de glía como elementos clave de la función, protección y regeneración cerebral. Simposio
internacional. Fundación Ramón Areces. Madrid, 7 y 8 de noviembre de 2005
Barranco Liébana, Oscar RevistaeSalud.com
Estudios recientes sobre neurociencia indican que la función cerebral está basada en
una comunicación coordinada entre las células glía y las neuronas, donde tales células
responden a la excitación de los circuitos neuronales y transmiten señales a las
neuronas, regulando la actividad neuronal.
La configuración descubierta en el cerebro de Einstein, nos muestra que su brillante
inteligencia no residía en el número de neuronas que contenía, que era similar a
cualquier persona, sino en el número de conexiones que se habían producido entre ellas
a través de las células glía.
Esto indica la importancia de la comunicación coordinada y de la capacidad de
interacción de la información, para la generación eficiente de conocimiento o
inteligencia.
La interacción de las ideas, y en definitiva del conocimiento, genera inteligencia. Por
ello es fundamental encontrar las bases de la estructuración del conocimiento, capaz de
generar economías de escala a nivel exponencial, como describe la neurociencia en el
funcionamiento de la mente humana.
Siendo conscientes de que el cerebro humano contiene alrededor de 100 billones de
células nerviosas, 3.2 millones de kilómetros de “cables”, un millón de billones de
conexiones, todo ello empaquetado en un volumen de 1.5 litros, con un peso de no más
de 1.5 kilos y consumiendo alrededor de 10 watios de energía, el reto es comprender la
complejidad del mismo como un todo.
La combinación de los datos obtenidos de la investigación cerebral, producirán un
modelo computacional que defina la operatividad parcial del cerebro, y conjuntamente
su funcionalidad como sistema único, lo que provocaría un alto impacto en las
tecnologías de computación, comunicación e información. El flujo bidireccional de ésta,
influenciará los productos y el funcionamiento tanto de la tecnología hardware como
software, e impulsará enérgicamente los campos de la robótica y de la inteligencia
artificial, entre otros.
Vol. 2, Número 5 (2006) – I Trimestre Entendiendo la inteligencia de la interacción...
Existe un alto potencial de creación de feedbacks positivos entre los dominios de la
neuroinformática y las tecnologías de la información y de las comunicaciones, creando
una única sinergia. La neuroinformática también estimulará los desarrollos en los
campos de la ingeniería neuromórfica o la biónica. En este dominio, están siendo
desarrollados métodos y experimentos computacionales alternativos, como por ejemplo
los circuitos analógicos de silicio VLSI (Very Large Scale Integration) que pueden generar
enfoques novedosos en la emulación de la función neuronal.
Encontramos distintas iniciativas en el mundo que persiguen objetivos similares en el
desarrollo del funcionamiento neuronal en las tecnologías de la información, como por
ejemplo la de IBM en computación autónoma, que busca construir una nueva generación
de tecnologías de la información autoreparable, autogestionable y autoregulable,
análogo a los organismos vivos.
Ciencias interdisciplinares como la neuroinformática o, en general la bioinformática,
persiguen acelerar el progreso de comprensión del funcionamiento del cerebro,
situándose en la intersección de la medicina, biología, psicología, física, computación,
matemáticas e ingeniería para generar aplicaciones que permitan el desarrollo de
sistemas artificiales, que implementen los tipos de computación de procesamiento
cerebral.
La convergencia de la nanotecnología, la biotecnología, las tecnologías de la
información y las neurociencias, permite acelerar la mejora evolutiva en el aprendizaje,
en la comunicación externa a la persona y en el interfaz hombre-máquina, así como
capacitar mejoras internas de la persona.
¿Qué aportará la convergencia NBIC al dominio del aprendizaje? ¿Desarrollaremos nuevos
métodos de aprendizaje virtuales? ¿Podremos obtener un mejor entendimiento de las
capacidades y funcionamiento del cerebro a través del análisis geográfico de células? …


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