lunes

El universo holográfico: Percepción portentosa

En el año 1982 Alain Aspect condujo un experimento de impredecibles repercusiones en el mundo de la ciencia, ya que revolucionaría la imagen, hasta entonces mantenida, del significado de la investigación científica.




Lo que Aspect y sus colaboradores descubrieron fue que bajo ciertas circunstancias, partículas subatómicas, como son los electrones, son capaces de comunicarse entre sí independientemente de la distancia que las separaba. No importando si éstas estaban 10 pulgadas o diez mil millones de millas aparte. De alguna manera extraña, las partículas siempre parecían detectar cada una lo que la otra hacía. (Véanse mis ponencias al respecto.)




El problema con este hallazgo es que, de ser confirmado, violaría la doctrina bien establecida que predica que ninguna comunicación puede viajar a mayor velocidad que la de la luz, porque viajar más rápido que la luz sería equivalente a romper la barrera del tiempo -lo que constituiría un prospecto desconcertante para la manera de pensar de la mayoría de los científicos. Sin embargo, el destacado físico David Bohm — discípulo de Einstein — cree que los hallazgos de Aspect sugieren que la realidad objetiva puede que en sí no exista y que, a pesar de su solidez aparente, el universo es esencialmente, o una ilusión fantasmagórica o un holograma gigantesco.




Para entender la razón por la que Bohm hizo esta observación, primero tenemos que entender algo acerca de la fenomenología característica de los hologramas.




Un holograma es una fotografía tridimensional hecha con la ayuda de un máser óptico. Para forjar el holograma, el objeto que será fotografiado se cubre primero con un rayo de esta luz. Luego un segundo rayo de láser se rebota de la superficie del primer láser y el patrón de interferencia resultante (el área donde los dos rayos de máser se mezclan) se captura en la foto.




Cuando el negativo se revela, lo que aparece es una imagen borrosa, constituida por estrías de luz y líneas oscuras. Pero, tan pronto como la imagen indistinta se ilumina con otro rayo de amplificación, una figura tridimensional del objeto original aparece.




El factor tridimensional de esas fotos no es la única característica extraordinaria de un holograma. Veamos, si un holograma de una rosa se parte por la mitad y después se ilumina de nuevo con un rayo de láser, cada mitad contendrá la figura total de la rosa. De hecho, a medida que las mitades se dividen de nuevo, cada fragmento de la imagen siempre estará constituido por una versión reducida, pero absolutamente intacta, de la impresión original.




Diferente de las fotografías normales, cada parte de un holograma contiene toda la información poseída por la imagen completa.




Ese ‘todo en cada parte’ que forma parte de la naturaleza de un holograma nos ofrece una dimensión novel para comprender las estructuras del orden y de la organización físicas, como conceptos.




Aplicaciones científicas

Por la mayor parte de su historia la ciencia ha laborado bajo la suposición de que la mejor manera de entender un fenómeno físico, desde la percepción de un animal hasta el entendimiento un átomo, es por medio de la disección y el estudio de los respectivos componentes.




Un holograma, por su parte, nos enseña que algunas cosas en el universo puede que no se presten a esta manera de proceder. Por ejemplo, si tratamos de dividir alguna imagen que fuera construida holográficamente, nosotros no tendríamos los fragmentos de los componentes que la constituyeron sino que, en su lugar, los tendríamos todos en su totalidad aparente — sólo que más pequeños, como antes indicáramos.




Este conocimiento le sugirió a Bohm otra manera de entender el descubrimiento que Aspect hiciera. Bohm cree que la razón por la cual partículas subatómicas son capaces de permanecer en contacto entre ellas, a pesar de la distancia que las separa, no es porque ellas envían ‘mensajes’ entre sí sino porque la separación puede que sea esencialmente ilusoria. Él argumenta que a un nivel muy profundo de la realidad las partículas en cuestión no constituyen individualidades independientes, sino que son extensiones de un ‘algo’ o ente, fundamental y continuo.




Para aclarar su idea, Bohm nos ofrece la siguiente ilustración. Imaginemos un acuario conteniendo un pez. Imaginemos también que uno no puede visualizar el acuario directamente y que nuestra percepción del mismo y lo que contiene proviene de dos cámaras de televisión, una dirigida al frente y otra a un lado del tanque.




Cuando uno mira los dos monitores se puede asumir que el peje en cada pantalla es diferente, ya que como las cámaras están localizadas en posiciones distintas, cada imagen se verá como si no fuera la misma.




Pero a medida que se observan las proyecciones, uno se dará cuenta progresivamente, que existe una cierta relación entre las mismas. Cuando una se voltea, así lo hace la otra, aunque de manera aparentemente diferente. Cuando una mira al frente, la otra lo hace de lado. Sin un mejor entendimiento, se puede creer que los peces pueden estar comunicándose entre ellos, cuando claramente éste no es el caso.




Esta percepción, nos dice Bohm, es precisamente lo que sucede entre las partículas subatómicas en el experimento de Aspect. De acuerdo a este científico, lo que la comunicación entre las partículas que aparenta ser más rápida que la luz nos dice es que existe un nivel más profundo de realidad que la que somos capaces de captar, y que, como sucede con el ejemplo del acuario, vemos las partículas como separadas porque solamente somos capaces de percibir una ‘porción de su realidad’.




El universo está interconectado por su misma naturaleza




Estas partículas no son entidades ‘separadas’, sino que constituyen facetas de una unidad más profunda que es últimamente holográfica e indivisible como la que nosotros hemos descrito en otros artículos y como la que apoya en su síntesis el Anekantavada de Mahavirá (599-527 AC).




Pausemos ahora, para entender lo qué es el Anekantavada de Mahavirá




El Anekantavada es uno de los más importantes y fundamentales cuerpos de doctrinas del Jainismo.




El Jainismo es una religión de la India que fue fundada en el siglo VI AEC por Mahavirá.




En la actualidad, el jainismo está presente en la India oriental, centro occidental y occidental. Se calcula que existen aproximadamente unos cuatro millones de fieles jainistas. Como religión ocupa el séptimo lugar entre los cultos de la India.

Anekantavada se refiere a los principios del pluralismo y multiplicidad de puntos de vista. Es la noción de que la verdad y la realidad se perciben diferentemente desde puntos de vista distintos y que no existe una simple noción que comprenda la verdad consumada.




Jainistas contrastan con todos los esfuerzos a proclamar una verdad absoluta con adhgajanyayah, la que puede ser ilustrada por medio de la parábola de los Sabios Ciegos y el Elefante. En esta historia, mientras que un sabio ciego, tratando de explicar al animal, siente en sus manos la trompa del elefante, otro siente los colmillos, otro los oídos, otro la cola. Cada uno de ellos alegando poder explicar la apariencia real del paquidermo — solamente logrando tener éxito parcial en hacerlo, debido a que sus perspectivas son limitadas. De acuerdo a los jainistas, únicamente los Kevalins — los seres omniscientes — pueden entender los objetos en todas sus manifestaciones y aspectos. Mientras que los demás están limitados a tener conocimientos parciales. Por consecuencia, ninguna perspectiva o punto de vista humano puede afirmar que representa la verdad absoluta — como sucede con nuestros sabios ciegos.




Anekantavada alienta sus adherentes a considerar los puntos de vista de sus rivales y oponentes.




Proponentes del anekantavada aplican este principio a la religión y a la filosofía, recordando a todos que nadie puede adherirse muy dogmáticamente aún a sus propios principios.




Prosigamos




Las partículas estudiadas no son fragmentos separados, sino que constituyen facetas de un entendimiento más profundo, de una unidad que es tan holográfica e indivisible como la susodicha rosa del ejemplo anterior. Y, como todo en la realidad física está constituido por esos eidolones, el universo mismo es una proyección u holograma.




En adicción a su naturaleza fantasmagórica, tal universo estaría dotado de otros aspectos asombrosos. Si la separación aparente de las partículas subatómicas es ilusoria, significa que a un nivel más profundo todo lo percibido como real y todo lo que en el universo existe estaría interconectado infinitamente.




Los electrones en un átomo de carbono en el cerebro humano puede que estén conectados con las partículas subatómicas de cada criatura que navega los mares, con cada pulmón que respira y con cada astro que brilla en los espacios siderales. Desde ese punto de vista, todo se compenetra con todo y todos los fenómenos que suceden en el universo constituyen una red enmarañada e ininterrumpida.




En un universo holográfico, aún tiempo y espacio no pueden ser interpretados como entidades primordiales. Porque conceptos tales como sería el de la situación de una partícula u objeto cesarían de ser posibles en un cosmos en el cual nada existe verdaderamente apartado y por sí mismo. El tiempo y el espacio tridimensionales, como las imágenes del pez en los monitores, tendrían que ser vistas como proyecciones de este mismo orden más profundo.




Entonces, en su significado más básico, la realidad puede constituir una especie de súper-holograma en el cual el pasado, el presente y el futuro, todos existen simultáneamente. Esta posibilidad sugiere que, algún día, asistido por las herramientas apropiadas, sería posible que pudiéramos acceder el nivel súper-holográfico de la realidad y desarraigar escenas de un pasado olvidado y remoto.

¿Qué otras sorpresas puede contener el súper-holograma? Esto continúa siendo una pregunta abierta. Si se acepta, por el beneficio de un argumento, que el súper-holograma es la matriz que ha dado vida a todo en el universo, por lo mínimo debe de contener cada una de las partículas subatómicas que existen y que hayan existido, como también contiene toda configuración posible de masa y energía, desde cristales de nieve hasta quásares, desde las ballenas azules hasta los rayos gama. Pudiendo visualizarse, últimamente, como un repositorio de todo lo que es.

Aunque Bohm concede que no tenemos la manera de conocer todo aquello que puede estar oculto en el súper-holograma, él se arriesga a decir que no tenemos razón para asumir que no contiene más. O como él lo resume, quizás el nivel súper-holográfico de la realidad es una mera etapa en un camino de infinidades y de desarrollos múltiples.




La mente holográfica




Bohm no es el único investigador que ha encontrado evidencia de que el universo es un holograma. Trabajando independientemente en el campo de de la investigación del cerebro, Karl Pribram, neurofisiólogo de la Universidad de Stanford, se ha convencido de la naturaleza holográfica de la realidad como nuestras mentes la percibe. Pribram ha establecido que nuestras impresiones y memorias no están contenidas en localizaciones específicas, sino que están diseminadas por todo el cerebro.




En una serie de experimentos significativos en los años 1920s, el investigador de la función cerebral Karl Lashley determinó, operando en ratas, que no importaba cual parte del cerebro de las ratas era removido que él no podía erradicar las memorias acumuladas antes de la operación — como si las memorias existieran dispersadas. Lo único que resta por resolver en este asunto es dilucidar el ‘todo en cada parte’ del proceso de la acumulación de memorias.

Entonces, en los 1960s, Pribram encontró el concepto de la holografía y con ello se dio cuenta de que había descubierto la explicación de la función tan evasiva del cerebro que los científicos procuraban.




Pribram cree que las memorias no están codificadas en neuronas, aisladas o en agrupaciones, sino que están contenidas en patrones de impulsos neurales que se entrecruzan por todo el encéfalo en la misma manera en que patrones de rayos de láser entrecruzan la totalidad del área de un negativo conteniendo una imagen holográfica. En otras palabras que Pribram está cierto de que el cerebro es un holograma en sí mismo.




La teoría de Pribram asimismo explica de cómo es que el cerebro humano puede almacenar tantas memorias en un espacio tan reducido. Se ha estimado que nuestro cerebro posee la capacidad de memorizar unos 10 mil millones de bits de información durante la duración de una vida promedio (o aproximadamente la misma cantidad de información contenida en cinco sets de la Enciclopedia Británica).




De similar manera, se ha descubierto que en adición a sus otras facultades, los hologramas poseen una capacidad pasmosa para el almacenamiento de toda información — simplemente cambiando el ángulo en el cual los dos láseres acometen una pieza de película fotográfica es posible grabar muchas imágenes disimilares en la misma superficie. Se ha demostrado, asimismo, que un centímetro cubico de film puede contener unos 10 mil millones de bits de información.




Nuestra extraordinaria capacidad de recuperar cualquier información contenida en la reserva de nuestras memorias se torna más comprensible si es que el cerebro funciona en principio como si fuera un holograma. Por ejemplo, si alguien pregunta qué viene a la mente cuando se dice la palabra ‘cebra’, nadie escudriña el cerebro alfabéticamente para llegar a una respuesta. En vez, asociaciones como ‘rayado’, ‘equino’, y ‘animal africano’ todas saltan a la mente de inmediato.




Ciertamente, una de las cosas más sorpresivas acerca del proceso del pensamiento humano es que muchas piezas de información parecen estar correlacionadas con otras piezas de datos. Esto es porque cada porción de un holograma está interconectada de manera infinita con todas las otras fracciones. La mente constituye, entonces, el ejemplo más elocuente de un sistema interconectado que existe en la Naturaleza.




El almacenaje de memorias no es el único de los dilemas de la neurofisiología que se torna más comprensible como resultado del modelo holográfico del cerebro propuesto por Pribram. El otro es de cómo el cerebro es capaz de traducir la avalancha de frecuencias que le impactan por medio de los sentidos (frecuencias luminosas, de sonido, táctiles, y otras) en el mundo concreto de nuestras percepciones.




Codificar y descifrar frecuencias es precisamente lo que un holograma hace mejor.




Así es como un holograma funciona como variedad de lente óptico, como aparato traductor con la capacidad de convertir una sombra confusa en una imagen coherente. Pribram también cree que el cerebro igualmente contiene un lente (el ‘ojo de la consciencia’ dirían los psicoanalistas), y que usa principios holográficos para convertir matemáticamente las frecuencias que recibe por medio de los sentidos, en un mundo interno de percepciones tangibles.




La evidencia holográfica




Un cuerpo impresionante de evidencia sugiere que el cerebro usa principios holográficos para conducir sus operaciones. Por esa razón la teoría de Pribram continúa ganando soporte creciente entre los neurofisiólogos.

La creencia de Pribram de que nuestros cerebros construyen matemáticamente la realidad pura dependiendo en un dominio de frecuencias ha alcanzado mucha corroboración. Se ha determinado que cada uno de nuestros sentidos es sensitivo a una gama de frecuencias mayor de lo que de antes se asumiera.




Investigadores han establecido que nuestros sistemas ópticos son sensitivos a frecuencias de sonido y que las células de nuestro cuerpo son sensibles a una variedad amplia de frecuencias. Estos hallazgos sugieren que es últimamente en el dominio holográfico de la consciencia que estas frecuencias se distribuyen y se dividen en percepciones convencionales.




Pero el más asombroso de los aspectos del modelo holográfico de Pribram es cuando éste se yuxtapone a la teoría de Bohm. Porque si la concreción percibida del mundo no es más que una realidad secundaria, y si el cerebro en sí es un holograma, que solamente selecciona y elige algunas de las frecuencias de esta sombra confusa, transformándolas matemáticamente en percepciones sensoriales: ¿Qué sucede, entonces, con la percepción de la realidad objetiva?




Puesto de un modo sucinto, tal realidad cesa de existir. Del modo que las religiones orientales han mantenido. El mundo material es ‘Maya’, una ilusión superficial. Y a pesar de que pensamos que somos seres físicos moviéndonos a través de un mundo también físico, ésta no es más que una ilusión sensorial y no una realidad objetiva.




La analogía, derivada de la tecnología, para explicarlo, es que nosotros no somos más que aparatos receptores flotando en un mar caleidoscópico e inmenso de frecuencias y que lo que nosotros extraemos de ese mar y trasformamos en realidad física no es más que un conducto de los muchos separados que existen dentro del súper-holograma.




El paradigma holográfico




Esta noción revolucionaria de la realidad representada en la síntesis de los postulados de Bohm y Pribram ha sido reconocida como el paradigma holográfico, y, a pesar, de que muchos científicos la miran con escepticismo otros la acogen con entusiasmo.




Un significativo y creciente grupo de investigadores cree que el sistema descrito por Pribram puede que constituya el modelo más acertado de la realidad que hasta ahora se haya descrito.




Aún más, algunos creen que este modelo puede que nos asista en resolver misterios que, hasta el momento, han eludido todo entendimiento. Como sería reconciliar lo paranormal con la ciencia misma. Muchos investigadores, Bohm y Pribram entre ellos, mantienen que un sinnúmero de fenómenos parapsicológicos se tornan más accesibles en términos del paradigma holográfico.




En un universo en el cual todos los cerebros individuales son actualmente indivisibles, formando parte del holograma mayor — mientras que todo permanece interconectado de manera infinita — la telepatía puede que sea un aspecto de acceder ciertos fenómenos a un nivel holográfico.




Dentro de este modelo, es mucho más fácil entender cómo información puede viajar de un individuo ‘A’ a un individuo ‘B’, situado a gran distancia. Como igualmente sería posible resolver otros enigmas similares que permanecen irresueltos en la psicología.




Un ejemplo especial es el del psiquiatra Stanislav Grof quien cree que el paradigma holográfico nos ofrece un modelo para entender los muchos fenómenos desconcertantes que algunas personas experimentan en estados de consciencia alterada.




En los 1950s, mientras conducía investigaciones en el uso del LSD como instrumento de ayuda a la psicoterapia, Grof tuvo una paciente quien de manera súbita dijo estar convencida que había asumido la identidad de una fémina perteneciente a un género de reptiles prehistóricos.




Durante el curso de su alucinación, esta mujer hizo una descripción rica y detallada de cómo se sentía estar encapsulada en tal forma animal, notando que la porción anatómica de la estimulacion sexual del macho de la misma especie, era un área de escalas coloradas en el lado de la cabeza.




Para Grof fue sorprendente que, a pesar de que esta mujer carecía de conocimientos previos acerca de estos asuntos, que un zoólogo más adelante confirmó que en ciertas especies de reptiles, áreas de color en la cabeza, de veras indican la estimulacion del apetito sexual.




La experiencia de esta mujer no era única. Durante el curso de sus investigaciones, Grof ha descubierto ejemplos de pacientes que regresan y se identifican con casi todas las especie en el árbol evolutivo. Además de que encontrara que las experiencias, muy a menudo, contenían detalles zoológicos pocos conocidos que resultarían ser acertados cuando se examinaban de cerca.




Regresiones dentro del reino animal no fueron los únicos fenómenos psicológicos asombrosos que Grof encontrara. Él también descubrió pacientes que parecían extraer información de un enigmático y atávico inconsciente colectivo. Personas con poca educación y conocimientos, repentinamente ofrecían descripciones detalladas de funerales zoroástricos y escenas de la mitología hindú.




En otras categorías de experiencias, los individuos ofrecieron relatos persuasivos de experiencias fuera-de-cuerpo, de atisbos pre-cognitivos del futuro y de regresiones a lo que aparecieran ser encarnaciones de vidas previas.




En investigaciones más avanzadas, Grof encontró la misma gama de fenómenos, manifestados en sesiones de terapia, que no involucraban el uso de drogas.




Porque el elemento común en tales experiencias aparecía ser el transcender los límites de la consciencia individual y el de las limitaciones impuestas por las dimensiones de tiempo y espacio. Grof llamó esas manifestaciones ‘experiencias transpersonales’, fundando una rama de la psicología llamada psicología transpersonal que se dedica enteramente al estudio de estos portentos.




A pesar de que Grof en su nueva Asociación de Psicología Transpersonal ha acumulado un grupo creciente e influyente de profesionales que comparten sus ideas y de que la disciplina misma goza de respeto en círculos profesionales, por todos estos años ni Grof ni sus colegas han podido ofrecer un mecanismo que explique los bizarros fenómenos psicológicos que ellos presenciaban.




Pero eso ha cambiado con el advenimiento del Paradigma Holográfico.




Como Grof notara recientemente, si la mente constituye en realidad parte de un continuo, un laberinto que está conectado no sólo a toda otra mente que existe o que haya existido, sino que asimismo conecta con todos los átomos, organismo, y región en la vastedad de tiempo y espacio. El hecho de que, ocasionalmente haga incursiones invasivas dentro del mismo laberinto, logrando experiencias transpersonales, no debe de parecernos extraño.




Conectando la ciencia formal con el Paradigma Holográfico




El paradigma holográfico también posee implicaciones para las llamadas ciencias formales, como es la biología. Keith Floyd, un psicólogo al Virginia Intermont College, ha destacado que si la concreción de la realidad no es más que una ilusión holográfica, entonces no nos sería posible decir que el cerebro procesa el estado de consciencia. Sino que el estado de consciencia es que crea la apariencia del cerebro — así como también lo hace con el cuerpo y con todo aquello que nos rodea y que interpretamos como poseyendo naturaleza física.




Este cambio radical en el modo en que vemos todas las estructuras biológicas ha resultado en que los investigadores señalen que la medicina, y el mismo proceso de cura, podrían ser transformados por el paradigma holográfico. Porque, si la estructura física aparente del cuerpo no es más que una proyección holográfica de la consciencia, se vuelve claro que cada uno de nosotros es mucho más responsable por nuestra propia salud que lo que en la actualidad reconocemos.




Lo que ahora entendemos como remisiones milagrosas de enfermedades puede que sean debidas a cambios en nuestros estados de consciencia los que a su vez efectúan cambios en el holograma del cuerpo — así pueden explicarse las curas milagrosas de Lourdes y la remisión espontánea de tumores malignos. De manera similar, nuevos métodos terapéuticos que se consideran controversiales, como son las técnicas de la visualización, pueden que nos den buenos resultados porque, en el dominio de la realidad holográfica, las imágenes alcanzan, últimamente, ser vistas como si fueran holográficas y tan reales como si consistieran en la misma ‘realidad’.




Aun visiones y experiencias que involucran realidades fuera de lo ordinario se hacen entendibles bajo el paradigma holográfico. Lyall Watson, notable zoólogo y arqueólogo que ha dedicado su vida al estudio de lo oculto, describe un encuentro que tuvo con una mujer chamán de Indonesia quien, por virtud de la ejecución del ritual de una danza, fue capaz de hacer que toda una foresta desapareciera de la vista de todos de manera instantánea. Watson testifica que él y otros espectadores perplejos continuaron observando la sacerdotisa, quien hizo que los árboles reaparecieran, y luego los hizo desaparecer y reaparecer sucesivamente a su antojo.




A pesar de que nuestro entendimiento científico actual es incapaz de proveernos con explicaciones a eventos de este tipo, estas experiencias se tornan más justificables si la realidad precisa es únicamente una proyección holográfica.

Quizás podemos estar de acuerdo en lo que percibimos como concreto y en lo que no, por medio de lo que llamamos realidad de consenso, la que es formulada y ratificada al nivel del inconsciente humano con el cual todas las mentes están últimamente interconectadas de manera infinita, como propuso Carl G. Jung.




Implicaciones ilimitadas




Si estas nociones resultan ser incontrastables, las mismas representan las implicaciones más profundas del paradigma holográfico. Porque significa que experiencias, como las descritas por Watson, no son más comunes porque no hemos programado nuestras mentes con las creencias que permitirían que fuesen así.




En un universo holográfico no existen límites para lo que se puede alterar en la fábrica y estructura de la realidad.




Lo que percibimos en el ámbito de la realidad puede que no sea más que un lienzo en espera de que pintemos las imágenes que deseemos. Todo siendo posible, desde el torcer cucharas metálicas con el poder de la mente, a los eventos fantasmagóricos que algunos experimentan cuando tienen encuentros con hechiceros, porque la magia y los sueños son parte de nuestro patrimonio constitucional como lo es nuestra habilidad de computar la realidad.




Por seguro, aun nuestras nociones más fundamentales acerca de nuestras experiencias se tornan cuestionables, porque en un universo holográfico, como nos señala Pribram, aun eventos que ocurren al azar tendrían que ser vistos como basados en principios holográficos y por consiguiente determinados. Sincronías o coincidencias significativas de pronto adquieren sentido, y todo en la realidad tendría que ser visto como metáfora, porque aun los más fortuitos eventos expresarían algún grado de simetría subyacente.




Si el paradigma holográfico de Bohm y Pribram es algún día aceptado en el mundo científico o si muere una muerte injusta, aún permanece en cuestión. Pero es prudente decir que ya ha tenido un impacto decisivo en el pensamiento de muchos investigadores y de la ciencia misma.




Y, aún si el modelo del paradigma holográfico no nos ofrece la mejor explicación de las comunicaciones instantáneas que parecen que se transmiten constantemente entre partículas subatómicas, por lo menos, como notara Basil Hiley, físico notable del Birbeck College en Londres, los hallazgos de Aspect ‘nos indican que debemos de prepararnos a considerar nuevas vistas radicales de la realidad’.




De esta manera concluimos nuestra lección.




Nota: Este artículo está dedicado a la memoria del prominente científico húngaro, Dr. Dennis Gabor (1900-1979), ganador del Premio Nobel en Física en 1971 por su invención de la fotografía holográfica.




Bibliografía




• Larocca, F. E. F: (2007) El Principio Antrópico como Fulcro en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2007) La Teología de la Relatividad en psikis.cl y en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2007) El determinismo cósmico en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2007) La teología de la Relatividad en psikis.cl y en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2008) Las intuiciones en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2008) Freud: Un hombre para todas las épocas en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2008) La sincronía y la neurociencia aplicada en monografías.com

• Larocca, F. E. F: (2008) Los paradigmas, la neurociencia y el futuro del pensamiento crítico (I) (en proceso de publicación)

• Larocca, F. E. F: (2008) Los paradigmas (II) La psiquiatría, la neurología y las neurociencias: ¿Aliados o adversarios? (en proceso de publicación

• F. Bardou, J.-P. Bouchaud, A. Aspect and C. Cohen-Tannoudji: (2002) Lévy Statistics and Laser Cooling: How Rare Events Bring Atoms to Rest Cambridge University Press

• Bohm, D: (1993) The Undivided Universe: An ontological interpretation of quantum theory Routledge

• Pribram, K: (1969) The Neurophysiology of remembering in Scientific American 220:76-78

• Grof, S: (1992) The Holotropic Mind: The Three levels Of Human Consciousness And How They Shape Our Lives IUP

• Grof S: (2000) Psychology Of The Future: Lessons From Modern Consciousness Research IUP

• Talbot, M: (1991) The Holographic Universe Perennial


http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2009/12/18/el-universo-holografico-percepcion-portentosa/

No hay comentarios:

Publicar un comentario