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El Sentido del Olfato y la Neurobiología del Ser

De cómo somos y de cómo nuestro olor nos define en la enfermedad y en la salud — un cuento de pescadores…




De todos nuestros sentidos, el del olfato es el que permanece más enigmático y menos investigado.




Mucho se ha repetido afirmando que el propósito mayor de la función de esta facultad es una de estimular y participar en la actividad y en la atracción se¬xual, con miras a la reproducción — pero, para otros, versados en el estado de la neurociencia moderna, es más complejo aún.




Lo que sabemos con certeza es que, por sus labores, los biólogos norteamericanos, Linda B. Buck y Richard Axel compartieron el Premio Nobel en Fisiología y Medicina en el 2004 por la clonación de los receptores olfatorios. Con lo que abrieron las puertas a nuestro entendimiento actual del entendimiento de la función del oler.




Analizando el ADN de ratas, los investigadores establecieron que existen en el genoma de los mamíferos unos mil genes que participan en las actividades olfatorias.




Lo que en turno abriría las puertas a los análisis moleculares y genéticos de los mecanismos de la percepción de olores.




Las ratas huelen, nosotros olemos. Las ratas engordan, nosotros engordamos. Lo que no significa que las funciones entre su especie y las nuestra son idénticas. (Véase mi artículo: Del Gen de la Obesidad… ‘Of Mice and Men’, en monografías.com).




Eso es todo lo que se conoce y lo que, hasta hoy, se ha establecido.




La coalescencia de las artes y las ciencias médicas




Enfermedades y las artes. No sólo es en la pintura (¿recordamos Batsheba en su Baño? por Rembrandt, que aparece en mi ponencia, Guerra Contra el Cáncer) sino que es también en la literatura donde nuestras dolencias encuentran su representación, incluyendo la depresión, la automutilación, y el enanismo entre tantas.




Los genios literarios de Shakespeare y Cervantes han enriquecido los cono¬cimientos de médicos y de humanistas, a tantos quienes eligiéramos como nuestro destino seguir la ruta trazada por Galeno de Pergamon, William Harvey y Gregorio Marañón.

Cervantes en su obra clásica, nos suministró, en don Quijote y Sancho Panza, por uno, a don Quijote, el personaje asténico esquizotímico que contrastara con el pícnico ciclotímico que Sancho representara. Más adelante, y basado en esta obra, el psiquiatra teutónico Ernest Kretschmer inmortalizaría en su libro Constitución y Carácter la complexión descriptiva de ambos personajes.




Su obra perdura, aunque muchos no saben de qué, ni de quién se trata…




Shakespeare, por su parte, nos introdujo al enigma del amor romántico con el desenlace trágico del suicidio, en Romeo y Julieta, mientras que nos facilitó el nombre de Otelo para la descripción de los celos patológicos (véase, mi artículo Trilogía del Amor: El Amor, el Odio y los Celos, en monografías.com).




Asimismo, el bardo de Stratford-upon-Avon, nos ilumina el sendero hacia el entendimiento de una variedad especial del narcisismo patológico, en la persona de Shylock en el Mercader de Venecia y al carácter abominable de Calibán en La Tempestad.




Esta lección es acerca de Calibán y de un síndrome que muchos asocian con su nombre.




Personas que despiden un olor a pescado podrido




Calibán, como lo concibe Shakespeare en su drama teatral, es un monstruo deforme que, en la Tempestad funge como el esclavo de Próspero. En esta producción, a Calibán se lo esboza como una persona vil de estado cuasi-animal, resultado de la unión de una bruja con un demonio.




La razón de cómo y por qué Próspero esclavizó y atormenta a Calibán, constantemente, es consecuencia del hecho de que el monstruo intentó violar a Miranda, su bella y adorada hija, lo que hubiese ocurrido por no haber intervenido el mismo Próspero en persona.




La trama, como caracterizan las de los dramas de Shakespeare, es sinuosa y complicada, lo que estaría fuera de nuestro propósito aquí detallar.




Lo que nos interesa lograr, es demostrar que Shakespeare nos introduce a Calibán como animal repulsivo que despide un olor a pescado podrido, adelantándose a la ciencia médica por unos 500 años.




Nos preguntamos: ¿Cómo pudo el bardo inglés anticipar la presencia de un síndrome médico de descubrimiento tan reciente y, en su época, desconocido?




No lo sabemos.




Pero hagamos una pausa, mientras hablamos de los efluvios odoríficos que emanan del cuerpo del ser humano…




Parece ser que nuestros olores corpóreos son sustancialmente partes de nuestra identidad y definición personal. Existen y permanecen en nuestra organización psíquica como fragmentos constitucionales de nuestros egos, los que los asocia, de manera intrínseca con nuestra autoestima.




Freud, víctima de un cáncer de la mandíbula, confirmó que su sufrimiento mayor no sería el dolor de la malignidad, sino la fetidez asociada.




Prosigamos




Para mejorar nuestras presencias y ensalzar nuestra autoestima usamos perfumes desde la antigüedad más remota.




La venta de los perfumes es asunto de dinero…




Una de las industrias más exitosas conocidas en el comercio de la belleza enlatada es la de la producción de perfumes. Algo que resulta en que casi todos los modistos y modistas destacados, hoy se empeñen en mercadear sus propios aromas, para incrementar su impacto en el mercado. (Véase mi artículo Las Cirugías Plásticas en psikis.cl).




El perfume y los desodorantes venden bien, pero, ¿por qué venden bien?




En su libro The Emperor of Scent, Chandler Burr presenta una serie de argumentos convincentes para defender sus ideas de que nuestra facultad de olfatear representa una característica de nuestra especie ligada a la digestión.




Sí, ¡a la digestión! Y no a la actividad sexual como todos suponen. Porque la digestión resulta en la producción colateral de olores desagradables que todos deseamos disimular.




Como concepto, esta noción de ligar el olfato a la digestión, siendo original, en sí no es extraordinaria, aunque aún no se considera muy aceptada.




Los científicos representantes de la mayoría ligan el olfato y su misión fisiológica al sexo y la sexualidad, lo que restringe sin razón su campo de función adaptiva.




De modo imparcial en su publicación The Psychology of Eating and Drinking, A. W. Loge nos presenta una mezcolanza de los sentidos del gusto y el olor para orientarnos, como especie, a los alimentos que nos son preferidos — además de servirnos para la selección sexual.




Los olores son caprichosos.




Ambos autores concurren en que algunas especies que son atraídas a la carroña están así dotadas de manera adaptadora.




Aunque olores similares a los de carroña son los que despiden algunos de los manjares más ansiados por quienes se consideran a ellos mismos, gourmands, sino gourmets.




Porque para nuestra especie abundan quesos y manjares que, para los que no han sido condicionados a desearlos, emiten olores repulsivos, como los de la pourriture noble, que, proveniente de uvas podridas, las que se utilizan mayormente en la producción del famoso y apetecido vino de postre Sauternes.




O podemos mencionar la fruta del árbol del durián (Durio zibethinus) cuya presencia en partes de Asia la tornan en ambas cosas, manjar anhelado y olor repugnante a la vez.




La perversión del olfato




Nuestros sentidos olfatorios nos producen dilemas cuando se degeneran como resultados de síndromes neurológicos que comprenden de la anosmia, la parosmia, la fantosmia, a la cacosmia — sin que olvidemos las alucinaciones olfatorias y otras sensaciones que son producto de trastornos convulsivos e histéricos.

Paro hay veces, que el olor del cuerpo es más que una invitación al descargo de la higiene personal.




Veamos




El ‘olor’ de la esquizofrenia…




En 1969 la investigadora Kathleen Smith y sus colaboradores identificaron una sustancia (trans-3-methyl-2-hexenoic acid) que era característica del olor de algunos pacientes con esquizofrenia. Yo fui, en el Malcom Bliss Mental Health Center, uno de quienes asistieran, como miembro de la facultad, a la identificación de casos que fueran característica de las contribuciones que Washington University en Saint Louis hiciera a la psiquiatría biológica.




Pero a nadie, a menos que no sea un buitre, le apetece el olor del pecado podrido. (Véase mi artículo al respecto: De los Grupos de Apoyo Mutuo… en monografías.com).




El olor a pescado podrido, que Calibán, en la obra de Shakespeare, emitiera, puede que no fuera porque Calibán era desaseado, sino que estuviera enfermo, sufriendo de una de las extrañas aminoacidurias que, hoy reconocemos, como más adelante veremos.




Olores, OLORES, y OLORES por todas partes…




Olores del éxito, del enfermo y olores del cáncer y de la muerte… Existen todas clases de olores.




Shakespeare de nuevo, nos dice, en Romeo y Julieta: ‘…Una rosa llamada por otro nombre… ¿Olería tan dulcemente?’ (…A rose by any other name would smell as sweet?) Romeo y Julieta, II, ii, 1-2.




Prosigamos con el sentido del olfato y con las patologías que lo afectan.




Ciertas enfermedades, a menudo, se asocian con olores distintivos. Personas con un sudor que evoca el aroma de frutas pueden sufrir de la diabetes. Un olor a amonio señala trastornos renales. Olor a pescado podrido puede indicarnos que la persona en cuestión sufre de trimetilaminuria.




¿Qué es la trimetilaminuria?




La trimetilaminuria es una condición rara, causada por un gen defectivo, que previene a quienes la sufren, consumar el metabolismo de la trimetilamina, derivado natural de ciertas comidas como son los pescados del mar, los huevos y el hígado.




Viviendo en una isla apartada, Calibán, posiblemente favorecía pescado en su dieta.




Muchas personas poseen esta peculiaridad y nadie la reconoce, ni aun ellas mismas.




Por lo que padecen, viviendo, con su reputación lesionada, de ser desaseadas, en silencio.

Como todos emitimos nuestros propios efluvios aromáticos personales y, no para todos agradables, la industria de los perfumes y la de los desodorantes ha crecido, como la de las dietas, enormemente.




Pero no importa cuánto jabón, agua, desodorantes y lociones usemos, algunas de las sustancias químicas que se ocultan en nuestros cuerpos nunca podrán ser encubiertas y lavadas totalmente. Lo que es beneficioso, ya que se está reconociendo de manera científica, que los estímulos olfatorios comunican información ecológica de mucha importancia que puede influirnos en un ámbito muy amplio de emociones y de comportamientos, incluyendo el reconocimiento de congéneres y de la pareja sexual en todas las especies vertebradas.




Napoleón, supuestamente, exhorta a su Josefina, luego de una de sus conquistas militares: ‘no te bañes, que estoy de regreso…’




A propósito de esta invitación imperial, la investigadora Jill Matteo ha demostrado que señales químicas juegan un rol crucial en las relaciones entre animales y entre los seres humanos. Lo hizo cuando estableciera que una especie particular de ardillas frota sus mejillas cuando sus miembros se encuentran entre sí. Lo hacen para olfatear las emanaciones aromáticas de las glándulas de esencia de sus caras.




Esas mismas, son las glándulas que comunican a las ardillas de manera precisa su relación genética entre ellas. En esa especie, los animales usan la información para determinar el grado de proximidad familiar — arriesgando sus vidas para ayudar madres, hermanas, e hijas de la misma familia.




Lo que, las mismas ardillas, no hacen con otros congéneres más distantes.




La discriminación de diferencias genéticas por medio del reconocimiento de olores se cree que es mediada por un grupo de secuencias cromosómicas que están involucrados en las actividades del sistema inmune.




Este mecanismo se ha demostrado que existe igualmente entre los miembros de nuestra especie.




Cómo es que somos capaces de responder a los olores emitidos por quienes nos son familiares y no hacerlo por quienes no lo son, todavía permanece un misterio para la ciencia.




Ahora la situación especial que nos ocupa:




La trimetilaminuria o síndrome del Mal Olor Corporal o del pescado podrido




Éste es un trastorno hereditario que está causado por una emisión excesiva, por parte de la persona afectada del olor de compuestos derivados del metabolismo de la trimetilamina, sustancia derivada de los alimentos ingeridos.




Sus víctimas desarrollan un olor característico a pescado podrido que se detecta en el sudor, la orina y el aliento, luego del consumo de comidas ricas en la colina, materia perteneciente al grupo de los aminoácidos.




Como trastorno genético la trimetilaminuria resulta de la acción de un fenómeno de transmisión de un gen de autosoma recesivo lo que resulta en una deficiencia en la producción de la enzima trimetilamina oxidasa esencial para el procesamiento metabólico de la colina.




La persona quien padece de esta condición posee un aspecto totalmente saludable lo que disimula su padecimiento y miseria.




Incidencia




En ocurrencia, este inconveniente trastorno, aparece más a menudo en las mujeres que en los hombres, por razones que aún permanecen inexplicadas.




Los científicos sospechan que las hormonas sexuales, como los estrógenos y la progesterona, contribuyen a su desarrollo y agravan sus síntomas.




Aunque fuera descrita, como entidad nosológica, por primera vez en 1970, sólo 30 casos han sido recogidos en la literatura mundial y el fenotipo no ha sido todavía bien definido ni descrito.




La pubertad empeora la condición y la intensidad de los olores desagradables aumentan antes, durante, y después de los períodos menstruales. Asimismo sucede cerca del inicio de la menopausia o cuando se toman hormonas contraceptivas.




Como trastorno, en general, presenta obstáculos serios para el ajuste social de quienes son sus víctimas. Ya que todos, a cualquier edad, padecen de los efectos psicológicos del rechazo que despierta.




Pruebas diagnósticas




Para establecer el diagnóstico se pueden detectar niveles elevados de trimetilamina en la orina.




Tratamiento




No existen tratamientos ni curas específicas. Pero para reducir o evitar la producción del olor se recomiendan:




• Evitar, en la dieta, huevos, legumbres crudas, ciertas clases de carnes, pescado y alimentos ricos en colina, nitrógeno y azufre.

• Tomar dosis pequeñas de ciertos antibióticos para reducir la actividad bacteriana en el intestino.

• Baños frecuentes.

• La psicoterapia individual y el uso de grupos de soporte. Por lo que es condición de interés para los psiquiatras en su reconocimiento y tratamiento.




Evolución y curso del trastorno




Normalmente, la enfermedad, se sospecha temprano tras el nacimiento de la víctima, las madres encuentran que el niño afectado ‘huele un poquito raro’ y tratan de bañar al niño varias veces al día, sin lograr resultados —aunque asimismo puede aparecer más tarde durante el desarrollo juvenil.




Los individuos afectados pueden presentar síntomas en la infancia, o posteriormente en la edad adolescente o en la pubertad, y estos aparecen con una variabilidad de expresiones y agudeza muy distintas entre poblaciones diversas.

Algunos pacientes no presentan síntomas hasta la edad adulta.




Repercusiones personales




Como consecuencia existe un severo estigma asociado a esta enfermedad, que, a veces, incluye problemas dermatológicos y un ancho nivel de síntomas neurológicos.




Por otro lado trimetilaminuria ha sido vista en asociación con los síndromes de Noonan y Turner, en el de Prader-Willi, en afecciones renales y hepáticas, desórdenes de carnitina y colina, anomalías hematológicas y deficiencia nicotínica N-oxidación, entre otras enfermedades.




Otras causas posibles del fuerte olor corporal (OC)




Las razones por las que algunas personas tienen un fuerte olor pueden ser por varias causas, unas fácilmente solucionadas, otras no, que se pueden analizar a continuación:




• Problemas comunes que causan olor corporal:

o Déficit de higiene

o Gingivitis

o Infecciones urinarias

o Infecciones vaginales

o Enfermedades de hígado y del riñón

• Cuando OC es simplemente resultado de un aseo inadecuado (y limpieza y/o lavado de la ropa) la solución es igualmente simple: mejor higiene, baños regulares así como lavado de ropa, que debería ser preferiblemente de fibra natural, tal como el algodón.

• En algunas mujeres, la menstruación y el estrés puede aumentar dramáticamente el grado de olor corporal. En estos casos son necesarias una especial atención a la higiene personal y una dieta estricta.




Los cambios en la dieta (particularmente reduciendo alimentos ricos en el aminoácido carmitina y lisina y más importante alimentos ricos en lecitina y colina pueden reducir la intensidad del problema en casos severos.




Alimentos de evitar




Para personas con ese particular olor a pescado la siguiente lista de alimentos que son ricos en lecitina o colina o carnitina/lisina deben ser evitados o mantenidos solo en una pequeña parte en la dieta diaria.




• Chocolate, maní, nueces, uvas pasas, cereales, (carnitina/lisina).

• Pescados, huevos, productos de soja, maíz, germen de trigo, (colina/lecitina).




En cambio necesitan aumentar el énfasis en el consumo de verduras, arroz, frutas, y aves de corral como fuente de proteínas no vegetarianas.




Problema Social




Aquellos que sufren el OC también experimentan un agónico ridículo social, y aislamiento. El ostracismo social debido al ofensivo aroma corporal, dirige los adversos efectos psicológicos, incluyendo depresión, sentimientos de rechazo, dificultad para establecer normales relaciones sociales y problemas en la escuela entre muchos.




Una investigación reciente muestra que algunas personas con olor corporal (OC) pueden sufrir un agudo problema en sus relaciones personales y sociales.




Sentimientos de vergüenza, apuro, baja autoestima, aislamiento, frustración, ansiedad y depresión son extremadamente comunes cuando OC está presente.




Algunos afectados alcanzan la adolescencia sin socializar porque otros les rechazan. Muchas víctimas van a trabajos donde tienen que estar solos. Algunos empiezan a fumar exceso, usando el humo del tabaco para disfrazar el olor.




En resumen:




Hemos presentado un síndrome poco estudiado, pero que puede causar incomodidades extremas a sus víctimas.




En las ciencias médicas el reconocimiento de nuevas condiciones resulta en su mejor detección y entendimiento, lo que esperamos resulte del estudio de esta lección acerca de un trastorno poco conocido.




Referencias




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http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2009/12/16/el-sentido-del-olfato-y-la-neurobiologia-del-ser/

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