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Dotados para el lenguaje

Cuando estudiaba medicina existía ya un dogma científico acerca de la enfermedad de Alzheimer que se consideraba una enfermedad degenerativa y de depósito de una misteriosa sustancia que entonces llamabamos amiloide y que consistia en una especie de ovillos y placas de fibrillas enredadas entre si.

Un dogma que sigue hoy vigente: la enfermedad de Alzheimer sigue considerándose relacionada con estas estructuras proteicas enredadas que se conocen como ovillos en la jerga especializada tal y como ya conté en este post donde tambien desde un punto de vista evolutivo señalaba la conclusión de que esta enfermedad estaba ligada -como la esquizofrenia- a la hominización: ningun primate padece Alzheimer no solamente porque los Sapiens vivamos más tiempo sino porque nuestro cerebro tiene prestaciones: el pensamiento, el lenguaje y la inteligencia que están relacionadas con la enfermedad.

¿Existe alguna relación entre la esquizofrenia y la enfermedad de Alzheimer?

Lo cierto es que Alzheimer y Kraepelin fueron contemporáneos y cuando Alzheimer describió y publicó los resultados de sus investigaciones sobre la demencia que lleva su nombre, fue el propio Kraepelin el que entendió que sus enfermos -afectados de esquizofrenia- presentaban, si bien de forma precoz, un sindrome muy parecido. Es por eso que Kraepelin le dio el nombre de “Demencia precoz” a lo que hoy conocemos con el nombre de esquizofrenia, un nombre que le dió otro psiquiatra famoso: el gran Eugen Bleuler.

Lo que nos lleva de la mano al tema critico del lenguaje: las cosas pueden llevar distintos nombres porque el lenguaje humano es una colección de signos arbitrarios: esa es nuestra grandeza y nuestra vulnerabilidad.

Significa que no nombramos a las cosas porque haya en ellas algo que nos obligue a denominarlas de una manera concreta sino que la elección de las palabras nos viene dada por la cultura de origen, el idioma compartido y los usos y despliegues de la lengua viva, algo que constantemente está en movimiento y que nos obliga a reactualizarnos continuamente en relación a la cosa señalada. La percepción de algo está siempre determinada por nuestra representación de ese algo. Observemos por ejemplo esta fotografia:



Veremos que se trata de una mujer desnuda que se encuentra revestida de una especie de manto que se asemeja a la tierra, se encuentra cubierta por una especie de manto terrestre dando a entender algunas cosas más que la simple presencia de un desnudo femenino. Puede estar aludiendo a una deidad emparentada con la Tierra, con la agricultura. Es Demeter a la que los griegos representaban con una gavilla de cebada, en este caso el artista ha sustituido la gavilla por el manto terrestre.

Y Demeter es además la representante griega de la Gran Madre, una deidad anterior que probablemente se dispersó en el pensamiento mitico griego en múltiples y animadas versiones tal y como podemos ver en esta Demeter un poco más antigua que se conoce con le nombre de Artemisa de Efeso, poblada de ubres y fetos.



O como esta Venus Neolitica más antigua aún y que representa a la maternidad-fecundidad como abstracción pues puede referirse a la fecundidad de la mujer y a la fecundidad de la tierra. En este sentido el termino fecundidad es arbitrario porque podria llamarse de otra forma distinta y vuelve a ser ambiguo pues puede referirse a la fecundidad de la mujer en general, a la de la propia madre en particular o a la fecundidad en general como abstracción. El signo lingüistico es arbitrario, ambigual y preñado de desencuentros.



En cada nombre hay al menos tres nombres: la cosa en sí que señala, la abstracción que representa y la proximidad mayor (o maxima relevancia del contexto que obtiene) tal y como ya comenté en un post anterior y sin embargo ninguna de las tres acepciones es la cosa en sí. En cada nombre hay tres nombres, cada signicante alude a un significado posible y cada signo lingüistico además de eso se relaciona con un significante/significado consensuado. Lo que significa que no puede objetivarse sino que depende de la contextualización del propio signo la que hará pivotar en torno a sí misma la posibilidad de consenso o disenso sobre su significado.

¿Como se las arregla nuestro cerebro para lidiar con todas estas asociaciones tridimensionales?

Precisamente en nuestro talento para desarrollar estas habilidades se encuentra plegada nuestra debilidad, nuestra vulnerabilidad.

Una vulnerabilidad compartida tanto por los esquizofrénicos como por los pacientes demenciados con Alzheimer o sin él.


Y a veces los artistas nos lo recuerdan como en este cuadro de Magritte:



Y entonces surge la metanarrativa pues Magritte es este cuadro pinta otro de sus cuadros (el celebre de la pipa) pero hay otra pipa sobrevolando por la escena como si nos quisiera advertir que hay tres pipas en la pipa:

Efectivamente esto no es una pipa, sino una fotografia de una pipa.
La pipa es eso que usted usa para fumar, la pipa en sí.
Pero hay otra pipa por ahi sobrevolando que es el Absoluto de la pipa, la pipa platónica por asi decir, la abstracción.
Ciertamente estamos superdotados para el lenguaje siendo como somos capaces de manejar los signos lingüisticos en esta especie de navegación entre distintos niveles narrativos y metanarrativos. No es de extrañar que tan complejo mecanismo se averíe.

David Snowdown es un neurólogo director del centro antienvejecimiento Sanders-Brown que obtuvo un gran relieve profesional a partir de un estudio ya clásico que realizó sobre un grupo de 678 monjas de clausura de una comunidad (Notre Dame) que donaron colectivamente sus privilegiados cerebros a la ciencia. Digo privilegiados porque a pesar de su edad estas monjas no presentaban signos de deterioro senil y eran un grupo ideal para la investigación en el sentido de su homogeneidad: no fumaban, no bebian, todas hacian las mismas actividades, y llevaban mas de 50 años en el convento. No compartian genoma y todas eran, desde el punto de vista ambiental, iguales. Del estudio en sí no hablaré aqui porque “El estudio de las monjas” -como se le conoce popularmente se encuentra ya muy difundido en la red (The nun study), pero si comentaré algunas de sus conclusiones.

Las autopsias de las monjas revelaron que todos sus cerebros estaban repletos de ovillos fibrinoides tal y como se describen en la enfermedad de Alzheimer, pero ninguna de ellas presentaban la enfermedad, el hallazgo puede significar dos cosas:

O bien los ovillos no tienen nada que ver con la enfermedad y son sólo un epifenómeno ligado al envejecimiento.
O bien las monjas en cuestión permanecian sanas a pesar de tener los signos anatomo-patológicos de la enfermedad.
Las dos conclusiones son inquietantes porque suponen pensar que el dogma científico se asienta sobre una hipótesis falsa o bien que determinadas personas pueden eludir una enfermedad a pesar de estar sufriéndola.

Snowdown abaza la idea de que la enfermedad de Alzheimer es una inflamación del cerebro y no tiene nada que ver con los ovillos fibrinoides que aun hoy siguen siendo el dogma cientifico sobre el que se asienta gran parte de la investigación neurocientifica. Si es verdad una hipótesis o la otra el tiempo lo dirá pero no dejaría de ser una broma pesada que al final se descubriera que la enfermedad de Alzheimer responde a los antiinflamtorios tipo ibuprofeno, tan barato y tan accesible.

¿Quien pagará una investigación para demostrar que un medicamento ya patentado es útil en el tratamiento de una enfermedad como esta?

Lo más probable es que nos quedemos sin demostración cientifica aunque quizá no empirica.

Por ahora tenemos que conformarnos con los aspectos preventivos que Snowdown describió en su libro “Envejecer con gracia” y que en gran parte proceden de sus investigaciones con este grupo de monjas tan espabiladas a pesar de su edad.

Lo cierto es que, si a una persona le quitamos todos los tóxicos que nos tragamos tienen muchas oportunidades de envejecer con gracia -con ovillos o sin ellos- y las monjitas de clausura tienen todos los boletos para no estar atacadas por el estrés.

El estrés y sus hormonas glucocorticoideas son las principales responsables de la perdida neuronal al menos en el hipocampo y no cabe duda de que los mayores estresores proceden de la familia, los hijos, la pareja y el trabajo competitivo. Si usted puede sacudirse de encima todos estos venenos tiene muchas posibilidades de envejecer con éxito y gracia.

Pero Snowdown nos da otras muchas prescripciones de interés:

Tocar un instrumento musical.
Leer.
Aprender un idioma nuevo.
Tomar antioxidantes con la dieta.
Mantenerse intelectualmente activo y ejercitarse fisicamente y la variable critica:
Mantener un vida con cierto enfoque espiritual.
Y una conclusión desconcertante que vuelve a introducir la sospecha kraepelinina sobre la bimodalidad esquizofrenia- Alzheimer. Las novedades parece que son profundamente perturbadoras en los esquizoféenicos pero muy beneficiosas para los enfermos candidatos a demenciarse. La rutinificacion de la vida es ideal para pacientes psicóticos jovenes pero letal para los mayores.

Y otro hallazgo de mucho interés práctico:

Las habilidades lingüisticas en la juventud correlacionan con una mejor habilidad cognitiva y mnéstica en la edad adulta.

Ya lo sabe: comprensión lectora y aprender a hablar con un rico vocabulario. Esa es la clave.

En ese pdf puede usted obtener información sobre el libro completo de Snowdown “678 monjas y un científico”

678 monjasyuncientifico

Bibliografia:

Snowdon , D.A., Kemper, S.J., Mortimer, J.A., Greiner, L.H., Wekstein, D.R., Markesbery, W.R. (1996). Linguistic ability in early life and cognitive function and Alzheimer’s disease in late life: Findings from the Nun Study. Journal of the American Medical Association 275: 528-53



http://pacotraver.wordpress.com/2009/12/06/dotados-para-el-lenguaje/

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