Se ha determinado que el número siete, en el cerebro, es un número ‘mágico’.
Teniendo dificultades recordando el número del teléfono de la persona con quien hablamos hace un instante, u olvidando artículos en una lista mental de compras, no es señal de deterioro mental, es natural.
Numerosos experimentos psicológicos han demostrado que, en promedio, la secuencia más larga de números que una persona puede recordar sobre la marcha, contiene cerca de siete dígitos.
Este límite, que los psicólogos han apodado ‘el mágico número siete’, cuando lo descubrieron en los años 1950s, es la capacidad típica de lo que, en el cerebro, se llama la memoria de trabajo.
Recientemente, los físicos han desarrollado un modelo de actividad mental que parece explicar la razón detrás de este número.
Si la memoria a largo plazo es como una enorme librería de libros impresos, la memoria de trabajo, es una pizarra en la que rápidamente, garabateamos y borramos información.
La pizarra que provee la continuidad de un pensamiento al próximo, es asimismo, un lugar para hacer calculaciones rápidas.
Esta facultad transforma las palabras habladas que forman un número telefónico en dígitos que pueden ser escritos o utilizados para dar una respuesta lógica en una conversación.
La memoria de trabajo es esencial para conducir conversaciones, navegar una ciudad extraña, o para copiar los movimientos en un nuevo video de yoga.
Es muy fácil determinar cuánto material puede ponerse en esta pizarra.
Pide a un amigo que haga una lista de diez palabras y números.
Lee la lista una sola vez, y entonces, trata de recordar los números o las palabras.
La mayoría de las personas llegan a su tope en siete piezas de información o menos.
Todo hace sentido intuitivo: a medida que la lista mental se vuelve más larga, las personas tendrán la tendencia a cometer más errores, o a olvidar algunos conceptos enteramente.
La pregunta es, ¿por qué los grupos de neuronas que existen en el cerebro han producido una ‘pizarra’ tan pequeña?
En un artículo publicado en la revista Physical Review Letters, Mikhail Rabinovich y sus asociados, presentan una ecuación matemática de cómo las neuronas descargan cuando se memorizan una serie de pasos — como son direcciones para llegar a un sitio, paso por paso, los dígitos en un número de teléfono, o el número de palabras en una frase.
Por ejemplo, cuando escuchamos la frase, ‘Fueron los mejores de nuestros tiempos, fueron los peores de nuestros tiempos’, un grupo de neuronas descarga durante cada palabra.
Cuando un grupo descarga, éste suprime las otras neuronas momentáneamente, para prevenir que la frase resulte embrollada.
En el modelo de Rabinovich, la excitación de un solo grupo, representa un punto mero, en la secuencia.
A medida que las neuronas crean secuencias por cada elemento, otras inhiben o suprimen las actividades de otras.
Entonces, cuando recordamos una frase en particular, el cerebro sigue esos senderos, ya establecidos, para hacerlo.
Lo que significa, que todavía, no sabemos mucho acerca de la neurociencia o de la neurofisiología de la memoria.
Entonces, hay que afiliarse con los expertos, que, cómo Santo Tomás, ni a Cristo creyeron.
Imagen
Egiptología.
http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2009/12/03/el-encanto-cerebral-y-neural-del-numero-siete/
Teniendo dificultades recordando el número del teléfono de la persona con quien hablamos hace un instante, u olvidando artículos en una lista mental de compras, no es señal de deterioro mental, es natural.
Numerosos experimentos psicológicos han demostrado que, en promedio, la secuencia más larga de números que una persona puede recordar sobre la marcha, contiene cerca de siete dígitos.
Este límite, que los psicólogos han apodado ‘el mágico número siete’, cuando lo descubrieron en los años 1950s, es la capacidad típica de lo que, en el cerebro, se llama la memoria de trabajo.
Recientemente, los físicos han desarrollado un modelo de actividad mental que parece explicar la razón detrás de este número.
Si la memoria a largo plazo es como una enorme librería de libros impresos, la memoria de trabajo, es una pizarra en la que rápidamente, garabateamos y borramos información.
La pizarra que provee la continuidad de un pensamiento al próximo, es asimismo, un lugar para hacer calculaciones rápidas.
Esta facultad transforma las palabras habladas que forman un número telefónico en dígitos que pueden ser escritos o utilizados para dar una respuesta lógica en una conversación.
La memoria de trabajo es esencial para conducir conversaciones, navegar una ciudad extraña, o para copiar los movimientos en un nuevo video de yoga.
Es muy fácil determinar cuánto material puede ponerse en esta pizarra.
Pide a un amigo que haga una lista de diez palabras y números.
Lee la lista una sola vez, y entonces, trata de recordar los números o las palabras.
La mayoría de las personas llegan a su tope en siete piezas de información o menos.
Todo hace sentido intuitivo: a medida que la lista mental se vuelve más larga, las personas tendrán la tendencia a cometer más errores, o a olvidar algunos conceptos enteramente.
La pregunta es, ¿por qué los grupos de neuronas que existen en el cerebro han producido una ‘pizarra’ tan pequeña?
En un artículo publicado en la revista Physical Review Letters, Mikhail Rabinovich y sus asociados, presentan una ecuación matemática de cómo las neuronas descargan cuando se memorizan una serie de pasos — como son direcciones para llegar a un sitio, paso por paso, los dígitos en un número de teléfono, o el número de palabras en una frase.
Por ejemplo, cuando escuchamos la frase, ‘Fueron los mejores de nuestros tiempos, fueron los peores de nuestros tiempos’, un grupo de neuronas descarga durante cada palabra.
Cuando un grupo descarga, éste suprime las otras neuronas momentáneamente, para prevenir que la frase resulte embrollada.
En el modelo de Rabinovich, la excitación de un solo grupo, representa un punto mero, en la secuencia.
A medida que las neuronas crean secuencias por cada elemento, otras inhiben o suprimen las actividades de otras.
Entonces, cuando recordamos una frase en particular, el cerebro sigue esos senderos, ya establecidos, para hacerlo.
Lo que significa, que todavía, no sabemos mucho acerca de la neurociencia o de la neurofisiología de la memoria.
Entonces, hay que afiliarse con los expertos, que, cómo Santo Tomás, ni a Cristo creyeron.
Imagen
Egiptología.
http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2009/12/03/el-encanto-cerebral-y-neural-del-numero-siete/
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