miércoles

De la pizca de tomate a la neurociencia

Alfredo Quiñones cruzó ilegalmente la frontera, recogió tomates en California y sintió lo que sienten quienes están pero que son invisibles. Como miles de paisanos en la misma circunstancia trabajó de sol a sol, construyó mes a mes un guradadito para enviar remesas a su casa y enfrentó la vida diaria sin derechos, sin apoyo y sin patria. La historia es tan común que ya no levanta ninguna pestaña. Hay muchos mexicanos que toman la misma decisión. Demasiados. Para efectos prácticos, Alfredo pudo ser Juan, o Antonio, o Marco, o Edwin.

Pero resulta que este Alfredo termina como neurocirujano.

Debería de darme gusto, y claro que me da. Sin embargo hay un aspecto del caso que es bastante triste. Más allá de la historia de un individuo que conquista al mundo, el caso de Alfredo Quiñones es también el de un país que no sabe aprovechar el talento de su gente.


http://www.ciudadposible.com/2009/11/de-la-pizca-de-tomate-la-neurociencia.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario