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La última frontera de la neurociencia

La última frontera de la neurociencia: ¿que es la conciencia? ¿Puede estudiarse, medirse? El doctor Álvarez Leefmans, Presidente de la Sociedad de Bioquímicos Latinoamericanos y Jefe del Departamento de Neurología del Instituto Nacional de Psiquiatría, responde a estas interrogantes y nos lleva de la mano por los caminos de esa entidad inaprehensible para el conductismo y el psicoanálisis.(TT: Neuroscience's last frontier: what's conscience? Can it be studied or measured? Doctor Alvarez Leefmans, president of the Latin American Society of Biochemists and director of the Neurology Department of the National Institute of Psychiatry, answers these questions and guides us through the entity most misunderstood by psychoanalysis.)




LA CONCIENCIA ES UN FENÓMENO NATURAL QUE REPRESENTA LA cúspide de la evolución del sistema nervioso. Es al mismo tiempo la más obvia y la más enigmática de todas las funciones mentales. Entender su naturaleza y explicar cómo surge de la actividad cerebral es uno de los retos intelectuales más apasionantes del siglo que comienza y constituye, sin duda alguna, la última frontera de las neurociencias.

Todos tenemos una idea intuitiva de lo que es la conciencia, pues todos la experimentamos de manera directa. Sin embargo es difícil definirla, por tratarse de un proceso subjetivo, personal, aparentemente intangible. Por algún tiempo, de resultas de la influencia del conductismo, la psicología ignoró o incluso negó la existencia de la conciencia. Es difícil comprender cómo sucedió esto, pues, siendo criaturas conscientes, ignorar la existencia de la conciencia es negarnos a nosotros mismos, es negar nuestro "yo". El psicólogo Julian Jaynes (1920-1997) decía (1) que "es un ejercicio interesante sentarse y tratar de adquirir conciencia de lo que significa decir que la conciencia no existe". La explicación de esta posición está en las circunstancias históricas en las que surgió el conductismo, en una época que siguió a la Primera Guerra Mundial, en la cual el colapso del idealismo y el triunfo de la ciencia y la tecnología crearon una edad revolucionaria que exigía nuevas filosofías. El mundo estaba cansado y temeroso del pensamiento subjetivo y anhelaba hechos objetivos. En Estados Unidos, donde este anhelo cobraba una fuerza inusitada, un hecho objetivo era un hecho pragmático, y el conductismo proporcionó esto en la psicología, aunque sólo fuera de manera ilusoria, pues fue un método y no la teoría que quiso ser.

Otro hecho no menos importante que minimizó la importancia de la conciencia fueron las ideas psicoanalíticas de Sigmund Freud (1856-1939), Carl Jung (1875-1960) y sus seguidores, para quienes lo consciente constituía sólo una pequeña parte de la mente humana, que estaba dominada por el "subconsciente" o "inconsciente". Es bien conocida la metáfora que describe el tamaño y la importancia de la conciencia como la punta de un iceberg, cuyo enorme cuerpo se encuentra sumergido en el océano, por debajo del umbral de lo consciente, representando al "inconsciente".

Con la decadencia del conductismo y del psicoanálisis retornó la conciencia al ámbito de la psicología y de la filosofía. Sin embargo, salvo algunas excepciones, no fue hasta años recientes cuando comenzó su estudio científico, hasta convertirse en una de las prioridades de las neurociencias contemporáneas. Este abordaje tardío del tema de la conciencia por parte de las neurociencias obedeció a dos hechos principales. En primer lugar se tenia el prejuicio de que, dado su carácter subjetivo, la conciencia no era susceptible de estudio por los métodos objetivos de la ciencia. En segundo lugar, muchos científicos consideraron prematuro aventurarse a investigar el fenómeno de la conciencia sin antes contar con un conocimiento suficiente de la estructura y de la función del sistema nervioso. Hoy por hoy, el problema de la conciencia ocupa de nuevo un lugar prominente en la filosofía. (2) Lo que ha cambiado radicalmente es que, mientras los filósofos continúan haciéndose las mismas preguntas que los, han obsesionado desde la antigüedad griega, las neurociencias han empezado a contestarlas.

¿Qué es la conciencia?

Cualquier definición de la conciencia en el momento actual no puede tener más que un carácter preliminar y por ende provisional. Con frecuencia se la define como una función mental mediante la cual nos percatamos del "yo". Esta definición es incompleta. Es cierto que conciencia es advertencia del "yo", de nuestra identidad personal. Más aún, el cerebro, actor de la conciencia, es el único órgano corporal que no puede trasplantarse sin que un individuo pierda su identidad. Sin embargo, nuestra identidad es sólo parte de…


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