miércoles

¿Están emparentados el sindrome de Stendhal y la sinestesia?

Si traduces un concepto de un campo para usarlo en otro donde es deconocido será algo siempre fresco y poderoso. Recurriendo a lo ajeno realizas un arbitraje intelectual, donde el único limite es tu voluntad en traducir continuamente, de forzar lenguas extrañas para hacerlas tuyas, de vivir entre medias, de estar en las dos partes y en ninguna.

Chandler Burr

El sindrome de Stendhal es un curioso síndrome descrito por una psiquiatra florentina llamada Graziella Meguerini en 1979 y que es , además, la autora que más casos y observaciones ha acumulado sobre el tema publicando un libro sobre la cuestión con el mismo titulo.

En este video podrá el lector comprender mejor el por qué este síndrome se describió en Florencia donde la acumulación de belleza por metro cuadrado es superior a cualquier otro lugar en el mundo.








http://www.youtube.com/watch?v=Th1xntqBP0Y




Se supone que el síndrome está causado directamente por la contemplación de la belleza, una especie de arrobamiento o éxtasis que puede ir desde un ligero mareo hasta un cuadro alucinatorio y francamente psicótico, en el libro de la Magherini aparecen relatadas varias evoluciones clínicas, tanto las formas más leves como aquellas más perturbadoras.

En un post anterior que titulé precisamente ¿Sobredosis de belleza? planteaba la hipótesis de que el sindrome de Stendhal podia ser interpretado desde el complejo dramatico de la depredación-presa, en una especie de teatro de la fascinación o de confusión entre sujeto observador y objeto observado y donde la pulsión escópica (ver-ser visto) se encontraba en el centro de la experiencia.

La sinestesia es un fenomeno neurológico que consiste en la capacidad que algunas personas poseen para intercambiar información procedente de distintos canales sensoriales, “ver los sonidos o captar su color” es seguramente el intercambio de información más conocido aunque se han descrito multiples combinaciones siendo la más desconocida aunque tambien la más intuitiva el recambio de una experiencia estética bien visual o auditiva por excitación sexual.

La sinestesia no es un fenomeno patológico en absoluto pero puede inducir estados de confusión perceptuales y puede además ser inducida por sustancias tóxicas como los psicodislépticos tipo LSD. Al parecer es un fenómeno que depende poco de la voluntad y que se impone en la conciencia a ráfagas involuntarias, dicho de otra forma es un fenómeno paroxístico, ictal, como un ataque epiléptico que no compromete la motilidad ni la conciencia, un fenómeno de intensificación emocional.

Un ejemplo de sinestesia.-

Según cuenta mi madre, desde muy pequeño mostré habilidades especiales para la música y el dibujo. Ella no se cansa de contar cómo con dos años me ponía a cantar canciones en la playa y reunía a un numeroso grupo de espectadores a mi alrededor que, tras mi actuación, aplaudían y a lo cual yo respondía saludando inclinando la cabeza.
También a temprana edad comencé a hacer dibujos y garabatos, viñetas de cómic de las que aún conservo algunas. Siempre he tenido una sensibilidad especial por todo tipo de arte, si bien, como es lógico, hay manifestaciones artísticas que prefiero antes que otras.
Empecé a dedicarme más en serio a la música con dieciséis años. Yo fui quien fundó un grupo de rock que tenía como repertorio canciones propias. Ya a la edad de 24 comencé a profundizar en la Filosofía y en la Historia de la Música y estudié a los grandes maestros desde el punto de vista práctico, pero también teórico. Hace pocas semanas he publicado un libro de Historia de la Música y me estoy planteando escribir otro sobre la Filosofía de la Música (aunque todavía no estoy seguro de emprender tan ingente tarea).
Fue durante mis estudios universitarios cuando tuve mi primera experiencia con la “sinestesia”. Como ya le comenté, fue una madrugada escuchando el Bolero de Ravel la vez en que “ví” colores en la música. En realidad, al principio no eran colores, eran más bien fogonazos, destellos. Como si la música, en lugar de sonidos, fueran chorros de luz. Poco a poco, las notas musicales fueron tomando esos colores; yo lo atribuí al principio al hecho de que al ser un motivo musical tan repetitivo, mi mente terminó por “ausentarse” del sonido y centrarse en imágenes. Entonces, la escala musical apareció ante mí como un arco iris: Do era de color azul; Re, dorado; Mi, marrón; Fa, gris; Sol, rojo; La, amarillo y Si, verde. Tal fue la sensación que tuve que incluso llegué a plantearme en escribir una especie de “tratado” explicando la experiencia y darle algún tipo de utilidad… aunque me pareció una tontería y deseché la idea pronto. Esta sensación la he tenido también con un tema de Silvio Rodríguez titulado “Canción de Invierno”.
En otra ocasión (esto me da un poco de vergüenza decirlo) tuve una experiencia… cómo decirlo… bueno, “casi” orgásmica. Fue con una canción de Queen titulada “The Prophet’s Song”. También era de noche cuando la escuchaba y en un momento determinado del tema mi cuerpo reaccionó al igual que una excitación sexual.
Por otra parte, he vivido decenas de veces la sensación de “no poder más” ante determinadas obras maestras; quiero decir con esto que han llegado momentos en los que me he visto obligado a parar la música porque sentía que mi cuerpo y mi mente estaban siendo sometidos a una “sobrecarga de belleza” tal, que incluso creía marearme. No es lo común, pero, como le digo, me ha ocurrido en varias ocasiones.
Siguiendo con la música, en alguna ocasión también me he sorprendido a mí mismo explicándole a alguien que la Música para mí es un ente vivo: la vivo como si de una especie de espíritu se tratase. No sé cómo explicarme… Como si la Música tuviera alma, como si en algún momento hubiese tenido un cuerpo y se presentase ante mí en forma de espíritu. Es decir, yo no “vivo la música” como al parecer todo el mundo hace; es decir, no es que “la música sea mi vida” como le pasa a mucha gente, más bien yo “respiro” la música, la degusto, la palpo, la huelo; la SIENTO en el sentido más estricto y físico. Escuchar o interpretar música me ha llegado a quitar el hambre (más bien ha hecho que me olvide de comer).
No obstante, también he tenido grandes peleas con ese espíritu. A veces se me muestra orgulloso y prepotente y yo, obstinado que soy a veces, le he insistido e insistido hasta que al final, como no podía ser de otra forma, me ha vencido… Y he caído exhausto.
Durante casi seis años estuve sin componer absolutamente nada, hasta que un día Ella, la Música, me llamó y “renací”. Ese día fue cuando nació mi canción “La Quintaesencia del algo que aún no existe” que, en apariencia, trata de una especie de amor por una mujer desconocida, cuando en realidad a quien me dirijo es a “Ella”.

La sinestesia está bien estudiada tanto en poesía como en música, la razón es que algunos músicos importantes como Alexander Scriabin o Rachmaninoff tenian esta cualidad que no obstante en los poetas es casi obligada. Precisamente Scriabin fue el que mejor y más hipotetizó acerca de los colores de las notas que podemos observar en este esquema del teclado:




Y que como podemos ver no se corresponde en absoluto con el testimonio que más arriba aporté y es algo que no contradice el fondo de la cuestión: hay personas que ven la música y pueden identificar notas con colores, pero…estos colores no son objetivos sino subjetivos. La hipótesis romántica seria aquella que pretendiera hacer coincidir cada nota con un color específico pasando por alto que las notas musicales poseen una vibración (una frecuencia) consensuada sólo desde que apareciera “El Clave bien temperado” en el siglo XVIII. Bach fue su maestro y divulgador principal, desde entonces la afinación de un piano es la que es y la que ha llegado a nuestros dias.

Para aquellos que quieran conocer mejor las frecuencias de cada nota y su relación logarítmica de unas con otras asi como su relación con la ley Fechner-Weber les recomiendo la lectura de este post que titulé “Los qualia”.

Dicho de otra forma: la frecuencia de los sonidos de las notas nada tiene que ver con la frecuencia de los distintos colores del espectro electromagnético.

Pero los estímulos visuales pueden transformarse en efectos de sonido y viceversa probablemente porque el algortimo que procesa el cerebro (algoritmo de Mountscastle) es el mismo con independencia de si se trata de impulsos auditivos o visuales, si bien la elección de sonidos o colores están relacionados con lo subjetivo y son arbitrarios.

El giro fusiforme es una estructura cerebral enclavada entre el lóbulo temporal y el occipital y que se ha visto que se encuentra relacionada con la identificación de rostros. Podemos verla aqui:



Esta aceptado que el giro fusiforme está relacionado con nuestra capacidad de reconocer rostros, pero además de eso el giro fusiforme se encuentra relacionado con otras cosas que sabemos precisamente por la psicopatología.

En este momento me gustaria recomendarles el visionado de este video del Dr Vilayanur Ramachandran cuyo libro “Fantasmas en el cerebro” es ya un clásico de la neurociencia. Precisamente en él Ramachandran aborda la comprensión y explicación de algunos sindromes que podrian ser incluidos con el rubro “síndromes de identificación errónea” los más conocidos de los cuales son el sindrome del miembro fantasma, el síndrome de Capgras o delirio del doble, la anosognosia, el sindrome de Charles Bonnet y otros más exóticos. Lo importante en este momento es señalar que Ramachandran incluye la sinestesia entre estas perturbaciones (en el caso de la sinestesia seria una habilidad más que una perturbación) debida a averías (o permanencia de conexiones) del giro fusiforme.

Y efectivamente, se trata en la mayor parte de los casos de averías porque los paciente que sufren las enfermedades más arriba nombradas suelen ser pacientes con demencia o que presentan daños cerebrales bien secundarios a traumatismos o a accidentes vasculo-cerebrales. En el caso del sindrome de Charles Bonnet es la ceguera lo que le da un tinte aun más paradójico si cabe.

En un orden de cosas más fisiológico es posible aventurar que la sinestesia es una de las prestaciones que nuestra conciencia nos ha aportado evolutivamente y que tiene que ver con la identificación de riesgos o con la capacidad de estar en dos partes a la vez como observador y como observado y que en definitiva nos permite mezclar informacion sensorial procedente de varios canales tomando una visión global o de conjunto de algo perceptual.

Observe estas dos imágenes.




Una se llama Kiki y la otra Booba, ¿cual cree usted que es Kiki y cual es Booba?

Es seguro que usted pertenece al ese 99% de personas que identifican Kiki con los contornos afilados y Booba con los redondeados.

Es un claro ejemplo de sinestesia entre palabras y figuras.

Ahora ya sabe usted por qué en la mayor parte de los idiomas la palabra “madre” suele llevar una “m” y la palabra padre otra distinta, más acanalada y menos redonda.

Y ahora tenemos que volver al texto de más arriba. al testimonio del muchacho capturado por la música.

Es evidente que este muchacho presenta tanto sinestesias como episodios stendhalianos en forma de mareos, de “no poder más”, de “sentirse al borde de un estallido”, de “tener que parar”, etc, poco más o menos la misma sintomatología que Stendhal nos legó en su propia experiencia y relacionada con la contemplación estética de la música.

Pero también es cierto que mantiene con ella una relacion cuasi humana: “ella”, oscilando entre una posición de seductor y una posición de seducido, o dicho en términos mas etológicos entre una situación de depredador o presa. El sujeto no sabe a que carta quedarse y duda hasta que por fin cede o bien al mareo o bien a la intensa seducción que le propone la experiencia contemplativa. Duda entre huir o atacar, entre ser presa y ser depredador, entre seducir o ser seducido, entre entregarse o exhibirse.

En este sentido contemplo al sindrome de Stendhal como una forma de sinestesia donde lo que se mezclaria no serian tanto los canales sensoriales de distintos órganos de los sentidos sino entre la disposición de huir o atrapar la presa.

Algo que procede de la dualidad de la función visual: el ojo no es un órgano que sirve sólo para ver, sino que es además un interface entre el mundo y la subjetividad, la intimidad. El ojo no es sólo una lente sino tambien un espejo, no sólo ve lo que hay afuera sino que transmite lo que está dentro.

Es la función de la mirada.

No es de extrañar que entre los pacientes de la Dra Megherini hubiera quien habia sentido impulsos por atacar, destruir las obras que parecian contemplarle retándole y confundiendo su intencionalidad entre mirar y ser visto, algo por cierto muy parecido a lo que sucede en otro de estos sindromes raros como el sindrome de confusión entre televisión y realidad (aun sin nombre), el sujeto cree que lo que está viendo en la TV es real y actua como si lo fuera. Esta confusion entre realidad y pantalla es a mi juicio el mismo fenómeno que observamos en ciertas personas que sucumben al qualia de la belleza, aunque en mi opinión no es la belleza lo que les captura sino la consideración de que lo bello nos puede atrapar y encarcelar que es a fin de cuentas lo que suponemos que desearían si optan por el polo pasivo-receptivo mientras que en caso contrario aparecerá como una idea obsesiva (una fobia impulsiva) o una franca alucinación.

¿Quien mira a quién en este cuadro de Zademack?



O en estas esculturas de Ron Mueck, ¿quien es el espectador?



1

Le leo desde hace bien poco, y me arrepiento bastante. Pensaba escribir una entrada en mi blog sobre sinestesia, pero por supuesto iba a ser desde el punto de vista neuro-fisiológico-médico, ya que soy estudiante de medicina (ya casi terminando), y no nos enseñan durante la carrera casi ninguno de los conceptos e ideas que se utilizan en la psiquiatría y la psicología. Para alguien que después quiera ser psiquiatra (es una de mis opciones, junto a neurología), supongo que tendrá que llevar a cabo una intensa formación de nuevo en este tipo de conceptos y nuevos enfoques. ¿No piensa que la neurociencia general, y la psicología y la psiquiatría en particular deberían tener más peso en el grado de medicina? ¿O piensa que en la práctica clínica psiquiátrica habitual no es necesario este tipo de formación? Siento irme un poco del tema… Un saludo, y enhorabuena por su blog.

2


Hombre claro que lo pienso, lo que ocurre es que el concepto de neurociencia es un concepto bastante nuevo que engloba disciplinas muy dispares entre si, como la psiquiatria, la psicologia, la neurologia, la neuroimagen, y la neurofisiologia por lo que toca a las especialidades médicas pero tambien a otras disciplinas que no tienen que ver con nuestra formación como la lingüistica, la antropologia, la filosofia y otras. De modo que hemos de conformarnos con la formación que tenemos y luego ir ampliándola hasta llegar al menos a conocer algunas con las que “lo humano” están emparentadas y conseguir una visión lo más integradora posible.
Gracias por tu visita.


3

Sabe que siendo una persona sensible, me ha encantado el escrito, entre otras cosas porque a quien le gusta el arte puede sentirse identificado de algún modo…quién no se ha conmovido alguna vez ante una gran pieza musical, una pintura, o simplemente unas palabras…no hasta el punto tal vez de sentirse mareado, pero si el vértigo que se llega a sentir, o esa emoción que viene sugerida por un algo…

me ha encantado. Enhorabuena, brillante la verdad



http://pacotraver.wordpress.com/2010/02/16/%C2%BFestan-emparentados-el-sindrome-de-stendhal-y-la-sinestesia/

No hay comentarios:

Publicar un comentario