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Descubren cómo la luz agrava el dolor de las migrañas

Investigadores creen saber por qué la luz agrava el dolor debilitante de las migrañas, incluso en algunas personas ciegas. Un informe que apareció el 10 de enero en la revista Nature Neuroscience revela la manera en que convergen en el cerebro las vías visuales y del dolor para producir este fenómeno.

Aunque es poco probable que los hallazgos ayuden a los pacientes de migraña en un futuro cercano, “sí nos permiten comprender un poco más la teoría y el mecanismo que se ocultan detrás de la migraña”, aseguró el doctor Michael Palm, profesor asistente de neurociencia, terapia experimental y medicina interna de la Facultad de Medicina del Centro de Ciencias de la Salud de las Texas A&M en College Station, y director de los programas de la enfermedad de Parkinson y del dolor de cabeza del Instituto de la Columna Cerebral y el Cerebro de Texas en Bryan.
“Estamos haciendo progresos para comprender este fenómeno”, dijo.

Según recoge la web de salud del Gobierno de Estados Unidos, los investigadores de Boston informan que hay células en una parte del cerebro llamada tálamo “en las que convergen la información del sistema visual y del sistema del dolor, y esa convergencia anatómica ofrece la primera explicación disponible de por qué la luz agrava el dolor”, agregó el doctor Richard Lipton, director del Centro del Dolor de Cabeza Montefiore y profesor de neurología y epidemiología de la Escuela de Medicina Albert Einstein en la ciudad de Nueva York.

Aproximadamente entre el 85 y el 90 por ciento de todos los que sufren de migraña informan padecer fotofobia, que es cuando la luz agrava el dolor, señaló el autor principal del estudio Rami Burstein, profesor de anestesia y neurociencia del Centro Médico Beth Israel Deaconess y la Facultad de Medicina de Harvard en Boston.

“No teníamos ni la más mínima idea sobre dónde la luz y el dolor se comunicaban entre sí en el cerebro”, señaló Burstein. “Tienen vías completamente distintas en el cerebro”, explicó. “Para que la luz cause dolor, esas vías deben convergir en algún nivel”, apuntó Lipton. Para resolver esa paradoja, el equipo estudió a veinte individuos ciegos que sufrían de migrañas. Seis participantes no percibían la luz en absoluto y su nervio óptico tampoco funcionaba. Estos individuos tampoco experimentaban fotofobia.

Las catorce personas restantes podían percibir la luz y la oscuridad, y también experimentaban fotofobia. “Esto nos dice que el nervio óptico es críticamente necesario para que la fotofobia tenga lugar o para que la luz agrave los dolores de cabeza”, explicó Burstein. Los investigadores luego descubrieron que un conjunto de fotorreceptores llamados melanopsina que se proyectan sobre las neuronas en el tálamo también procesan las señales del dolor.

“Si queríamos entender cómo la luz agravaba el dolor, necesitábamos seguir en el cerebro las vías que van desde el ojo a ese órgano usando un tercer grupo de fotorreceptores”, destacó Burstein. “Esa es la conexión, así que en ese punto recurrimos a los animales”, dijo.

El tálamo es el tablero de mandos sensorial del cerebro. Recibe las señales sensoriales de las diferentes partes del organismo y luego las redirecciona hacia distintas áreas sensoriales, motoras y cognitivas de la corteza cerebral. “Identificamos una nueva vía en el cerebro que se origina en el ojo y luego va a las áreas del cerebro donde se encuentran las neuronas que permanecen activas durante los ataques de migraña”, apuntó Burstein. “Para empezar, la luz puede incrementar la actividad eléctrica de las neuronas que son activas”, explicó.

Los hallazgos podrían acabar con la creencia de que los pacientes exageran su sensibilidad a la luz, dijo Lipton. “Esto nos ofrece una base anatómica y fisiológica para una experiencia común, que la luz agrava el dolor, no porque a la persona le guste quejarse, sino porque existe una vía anatómica que conecta el sistema visual con la vía que produce el dolor de cabeza”, explicó Lipton. “Parte de esa extraña sintomatología clínica tiene una base firme en la ciencia cerebral”, afirmó.




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