jueves

¿Futuro de una ilusión o ilusión de un futuro?

Melancolía es el placer de sentirse deprimido’. Víctor Hugo.




DSM-ETC, tiene que pensar en separarse de la tendencia universal del norteamericano a ser irreparablemente orondo y disminuir su corpulencia extravagante y progresiva en publicaciones futuras.




Una carta escrita por la tía de una adolescente de 15 años, para mí desconocida, aquí se resume.




La misiva en sí, en su contenido, es muy triste. Alguien que pide ayuda porque su médico rehúsa el simple acto de formular un diagnóstico de anorexia nervosa, ya que, en su juicio, la paciente no presenta todas las características que DSM-IV-TR requiere para hacerlo.




Por consiguiente, la paciente permanecerá en expectación de pruebas y más pruebas psicológicas y de laboratorio — mientras continúa el decline progresivo de su peso — sin esperanza de tratamiento, hasta que todos los criterios se cumplan, como si fueran números de una combinación para abrir un candado.




DSM es un misterio en espera de explicación, ya que, aunque para muchos es la ‘Biblia’ de la psiquiatría, pero para quienes piensan en el diagnóstico de manera perspicaz, a menudo no es más que una colección increíble de entidades nosológicas que opacan la realidad y arte, del uso del ‘ojo clínico’ y que carece de consistencia científica y de coherencia interna.




Es como, hiciera el terapeuta que evaluara la paciente arriba descrita, en lugar de examinar y tratar de entender la paciente, se ocupó con observar el encasillado diagnóstico en espera de una solución artificiosa para su dilema.




¿Cuántas personas no languidecen en espera de que DSM-ETC les resuelva el problema de asesorar sus pacientes?




Para esta presentación, hemos revisado la literatura y hemos llamado, para ser asistidos, a algunos colegas que participaron en los proyectos que precedieran el mandato a un grupo que, bajo Robert Spitzer, lograra el voluminoso ‘manual’ que hoy tenemos.




Muchos de quienes, en el pasado, contribuyeron a mis conocimientos en este respecto y en el entendimiento de la psiquiatría científica, hoy ya duermen el sueño de la eternidad.




Nunca los olvidaré, aunque sus nombres — aquí, no mencionados — permanecerán sellados en el santo recinto de mis memorias.




¿Qué es DSM? (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders)




Es básicamente un ‘manual’ o guía de referencias, publicado por la Asociación Psiquiátrica Americana, dirigido a los especialistas en el campo de las enfermedades emocionales que lista las diferentes categorías de trastornos mentales y los criterios sintomáticos necesarios para determinarlos.




Su uso es generalizado a todo el mundo e involucra principalmente clínicos e investigadores, compañías de seguros médicos, compañías farmacéuticas y abogados.




El éxito de su misión ha sido mixto, ya que ha atraído tantas críticas como elogios.




Desde que se publicara en el 1952 este instrumento ha sido revisado cinco veces.




La última reestructuración mayor DSM-IV se publicó en 1994, con otra TR (o ‘text revision’) en el 2000.




La próxima revisión, esperada o temida — depende de quien la contempla —está fijada para el año 2012.




Historia




Como idea, DSM-I apareció como publicación en el año 1952, patrocinada por la APA (American Psychiatric Association). Se derivó de una clasificación previa adoptada en el 1918 por el Bureau de Censos Norteamericano para su uso interno, para el de sus hospitales psiquiátricos y para su aplicación en los servicios médicos militares.




DSM-I contaba con 130 páginas, y contenía 106 categorías diagnósticas.




DSM-II apareció en 1968, conteniendo 182 diagnósticos, contando con 134 páginas. Ambos manuales, reflejaban el dominio de la psiquiatría norteamericana por el psicoanálisis.




En ambos, los síntomas no se distinguían en detalle para trastornos específicos, siendo considerados como simple inadaptaciones a las realidades de las demandas usuales del vivir.




Estas mal-adaptaciones se diferenciaban como asunto de gravedad, estableciendo diferencias progresivas entre la presencia de síntomas neuróticos leves, y, progresivamente, en un continuo, llegando hasta la psicosis.




Aunque se incorporaron conocimientos sociológicos y biológicos, resultaría en un modelo que no delimitaba con precisión las diferencias entre la normalidad y la anormalidad.




En el 1974, la decisión se hizo de hacer una nueva revisión de DSM y Robert Spitzer fue seleccionado como director del Grupo de Trabajo (o task force).




La idea original fue la de hacer la nomenclatura norteamericana consistente con ICD (International Statistical Classification of Diseases and Related Health Problems), publicada por la Organización Mundial de la Salud (WHO).




La revisión, bajo la batuta de Spitzer, orquestando sus colegas, adquirió un propósito más amplio y un gol más ambicioso.




Un objetivo, desde el principio establecido, fue el de mejorar la fiabilidad de los diagnósticos psiquiátricos, ya que la nomenclatura entre profesionales y entre diversos países era inconsistente. Asimismo se hizo un esfuerzo a hacer de DSM un instrumento de la investigación. Entonces, se introdujo el sistema multiaxial como parte de un proyecto destinado a lograr una descripción más acertada de la condición del paciente, en lugar de la formulación simple provista por una etiqueta diagnóstica.




Se constituyó en meta la categorización basada en descripción, con una exclusión total del modelo psicoanalítico en favor de uno que fuera biomédico, donde se demarcaran los lindes entre lo normal y lo anormal.




Los criterios adoptados para la definición de muchos trastornos, constituyeron adaptaciones elaboradas y ampliadas del RDC (Research Diagnostic Criteria) y el Criterio de Feighner formulado en Washington University en Saint Louis. Los cuales existieran desde los años 1970s.




Muchas luchas internas se libraron para apaciguar los varios campos opuestos de la psiquiatría. El mayor obstáculo consistió en la eliminación inicial del concepto de la neurosis, que representa una parte fundamental de la teoría psicoanalítica.




Un compromiso final, logró una tregua; y las hostilidades cesaron con algunos arreglos logrados de manera discreta, por la aplicación de eufemismos entre paréntesis, modificando algunas categorías disyuntivas o controversiales.




Finalmente, DSM-III se publicó en el 1980, con 449 páginas y conteniendo entre sus cubiertas una lista de 256 categorías diagnósticas. Su dispersión fue asombrosa y algunos la calificaron como una verdadera ‘revolución’ en el campo de la psiquiatría.




Regocijo éste, que sería exagerado, prematuro e injustificado…




En 1987 se publicó DSM-III-R, como una revisión de DSM-III, bajo la dirección del sempiterno Robert Spitzer. Muchas categorías se reorganizaron, otras fueron re-bautizadas, y cambios significantes de los criterios se implementaron. Seis categorías se suprimieron mientras que nuevas se añadirían. Etiquetas controversiales como el trastorno disfórico premenstrual y el trastorno de la personalidad masoquista se descartaron entre otras modificaciones notables.




DSM-III-R ahora contaba con 292 diagnósticos y 567 páginas de texto.




En 1994, DSM-IV se publica, con 297 diagnósticos en 886 páginas. El Grupo de Trabajo tenía una nueva cabeza, en Allen Frances.




Un Comité de Orientación constituido por 27 personas se instaló, incluyendo cuatro psicólogos.




De la mayor importancia en esta etapa, fue el requerimiento de establecer que las categorías causaran, como parte del diagnóstico, ‘estorbo significativo clínico y dificultades en las actividades ocupacionales, sociales o en otras áreas importantes del desempeño personal del paciente’.




En el año 2000, una revisión de texto se completó, hoy conocida como DSM-IV-TR. Las categorías diagnósticas permanecieron intactas. El mayor progreso fue en tratar de mantener consistencia con ICD.




DSM, la homosexualidad y la política de la psiquiatría




En los años 1972 y 1973, activistas gay en las conferencias anuales de la APA, habiendo hecho estragos de esas reuniones lograron que DSM-II excluyera el diagnóstico de homosexualidad, lo que, gradualmente evolucionó a lo que hoy existe como ‘trastorno sexual no especificado’ y que detalla que la persona padece de ‘angustia persistente y pronunciada acerca de su orientación sexual’.




Entendiendo DSM-IV




El DSM-IV es un sistema de clasificación por medio del uso de categorías. Las categorías son prototipos, y un paciente que se aproxima a un prototipo se considera víctima del trastorno al que se aproxima.




DSM-IV establece que ‘no existe conjetura de que cada categoría de trastorno mental es una entidad completa y delimitada con sus características precisas…’ Sino que existen con áreas de solapamientos entre las mismas.




Los calificadores se utilizan con mucha frecuencia, determinando formas leves, moderadas, o severas de cada diagnóstico. La interferencia con las funciones normales del individuo debe de especificarse en detalle; aunque este requerimiento se ha eliminado de entre los tics, y de entre algunas de las parafilias.




Cada categoría posee un número distintivo que la califica para el uso de las compañías de seguros médicos y para propósitos ‘administrativos’.




El sistema multiaxial




El DSM-IV organiza cada clasificación diagnóstica dentro de cinco niveles (o ejes) que se relacionan a aspectos diferentes del trastorno y de su impacto en el individuo.




• Eje I: Trastornos que incluyen los diagnósticos más serios, como asimismo los trastornos del desarrollo y del aprendizaje.

• Eje II: Trastornos profundos de la personalidad, incluyendo el retardo mental.

• Eje III: Condiciones médicas agudas y trastornos de índoles físicas.

• Eje IV: Factores psicosociales y del entorno que contribuyen a la gravedad del trastorno.

• Eje V: Evaluación Global del funcionamiento de niños bajo la edad de 18 años (utilizando una escala de 100 a 0).




Eje I comunes son: la depresión, los trastornos de la ansiedad, el trastorno bipolar, ADHD y la esquizofrenia.




Eje II comunes son: La personalidad limítrofe, la personalidad narcisista y la retardación mental leve.




Advertencias




La APA instruye a quien usa DSM en todas sus formas que estos manuales no se publicaron para el uso del público en general, sino para facilitar las labores de profesionales especializados en un campo circunscrito de las ciencias del comportamiento.




Asimismo advierte que no debe de ser utilizado por quienes carecen de entrenamiento formal.




Específicamente, señala que no se aplique como se ‘usan libros de recetas para cocina’.




Lo que, por supuesto no se hace, si uno examina las opiniones acerca de este libro, que publica amazon.com en su Internet site.




Los ‘sourcebooks’ o libros de referencias




DSM-IV publica cuatro volúmenes de referencias que proporcionan credibilidad científica a este manual.




Planeamientos futuros para DSM-V




DSM-V está programado para ser publicado en el 2011 ó 2012. Desde el 1999 varios grupos de trabajo han estando laborando en su estructura final.




Seis grupos se constituyeron para los fines, cada uno enfocando en tópicos distintos:




• Nomenclatura

• Genética y neurociencia

• Asuntos del desarrollo y de diagnóstico

• Trastornos de la personalidad y de las relaciones

• Trastornos mentales e incapacidades

• Y materias transculturales




Otras áreas de estudio son, género y orientación sexual, cuestiones de diagnóstico en la población geriátrica, y trastornos emocionales de la infancia y la niñez.




Críticas del DSM




Una revisión de la literatura y visitas a varios portales de la ciencia en el Internet revelan que DSM en general, aunque, relativamente ‘saludable’, no goza de muchas simpatías.




Los problemas que tienen mayor repercusión negativa son:




• Que la validez diagnóstica de las categorías de DSM-IV son exageradas y carecen de documentación científica para respaldarlas.

• Que su sistema de clasificación hace distinciones entre las varias categorías diagnósticas que no son validadas.

• Que la aplicación de un sistema que se basa en la compilación de síntomas deja fuera de su consideración detalles importantes en el entendimiento de los pacientes (vide supra).

• El aspecto político del DSM, por su parte, representa un serio argumento, específicamente su uso y aplicación por las compañías de seguros y las que manufacturan drogas. El conflicto de intereses es asunto de la mayor seriedad ya que más del 50% de los autores involucrados en la estructura de DSM desde su incepción, han mantenido o aún mantienen relaciones estrechas con las compañías que producen agentes farmacológicos de uso en la psiquiatría.




Recientemente ha habido un estallido de publicaciones que, siendo escritas por académicos respetados, ponen en duda la esencia y el valor de DSM en todas sus formas — lo que amenaza su estabilidad futura.




En resumen




Para los fines de presentar una visión de conjunto de DSM-IV-TR, hemos preparado esta lección.




El título, todos saben que se adapta de los escritos de S. Freud y de su correspondencia con su amigo, el clérigo Oskar Pfister, cuando el pesimismo lo asediaba — como nos da ocasión, cuando pensamos en que la adicción al sexo pueda encontrar su lugar en DSM-V como categoría diagnóstica, sin razón científica para sustentarlo — lo que atraerá mayor controversia a nuestra ciencia y arte.




La medicalización de nuestros comportamientos representa un riesgo moral para que nuestras profesiones la adopten, ya que se usarán esos diagnósticos ilegítimos para justificar como enfermedad todo comportamiento aberrante, inescrupuloso e irresponsable.




A esto último, de acuerdo a www.slate.com, la señora Clinton nos revela que ‘Bill fue tratado exitosamente por una adicción al sexo’.




Esperemos que éstas no sean palabras proféticas…




Finalmente, si alguien entiende mejor DSM-IV, por haber reparado en esta lección, mi propósito quedará satisfecho.

Bibliografía

• Grob, GN. (1991) Origins of DSM-I: a study in appearance and reality Am J Psychiatry. Apr; 148 (4):421–31.

• Mayes, R. & Horwitz, AV. (2005) DSM-III and the revolution in the classification of mental illness. J Hist Behav Sci 41(3):249–67.

• Wilson, M. (1993) DSM-III and the transformation of American psychiatry: a history. Am J Psychiatry. 1993 Mar; 150(3):399–410.

• Speigel, A. (2005) The Dictionary of Disorder: How one man revolutionized psychiatry The New Yorker, issue of 2005-01-03

• Una lección complementaria a ésta, se ofrece por solicitud:

• Larocca, F. E. F: (2008) Crónica de los Instintos: El erotismo fisiológico, el religioso y la Neurociencia Aplicada (V) o DSM y sus caprichos…



http://blogs.monografias.com/sistema-limbico-neurociencias/2010/01/27/%C2%BFfuturo-de-una-ilusion-o-ilusion-de-un-futuro/

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