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Integración neuronal y emergencia de la subjetividad.

Los mecanismos de integración neuronal conocidos son diversos.

Véase algún ejemplo de cómo se integra información en el cerebro: a escala neuronal, cuando la actividad de, por ejemplo, dos neuronas, converge en una tercera, es decir, si dos neuronas A y B hacen sinapsis en una tercera neurona C, entonces C integra la actividad de A y B. De este modo, habrá circuitos convergentes, divergentes, etc. con distintas funciones posibles en el sistema nervioso en cada caso, como pueda ser la de aumentar el contraste de la señal sensorial en el primer caso, o aumentar la intensidad de la señal sensorial por reclutamiento neuronal, resonancia estocástica, etc. en el segundo caso.

Otro ejemplo de un mecanismo de integración básico en el sistema nervioso (atención al tipo de notación escogido): en un circuito A-B-C, la neurona B actúa como neurona intermediaria o internuncial entre A y C, así, B integra la actividad de A y C (aparte de participar en la dotación de coherencia al circuito).

El asunto de las neuronas internunciales (o intercalares, o intermediarias, como es el caso de la neurona B en el circuito A-B-C) es más importante de lo que parece: resulta que en los sistemas nerviosos más primitivos no había internuncialidad. Por ejemplo, algunos de los primeros animales con neuronas, los espongiarios (esponjas de mar), parece ser que no tenían circuitos neuronales, sino que las neuronas conectaban directamente al estímulo con la respuesta (muscular), sin intermediarios. Conforme la evolución avanzó y el sistema nervioso se fue haciendo más complejo, aparecieron los circuitos, al entrometerse neuronas intermediarias o internunciales entre estímulo y respuesta, como es el caso de B en A-B-C. La presencia de neuronas intermediarias dota de versatilidad a las respuestas, lo cual aparentemente podría haber supuesto una ventaja para la supervivencia, por lo que, aunque no hayan desaparecido las esponjas (aún existen) ello no ha impedido la aparición de otras líneas animales con otras características (por ejemplo, animales con neuronas intercalares y gran cerebro que fuesen viables a pesar de su complejidad).

El cerebro, a fin de cuentas, no es otra cosa que una gran masa de neuronas internunciales: la mente es una gran pérdida de tiempo entre estímulo y respuesta (como atestigua este ensayo), pérdida de tiempo que hasta el momento no termina de impedir la supervivencia de los seres “afectados” por esta peculiaridad evolutiva.

La mente es un enorme montón de neuronas internunciales procesando de manera interminable, como una gigantesca legión de insufribles burócratas surgidos tras una pesadilla de Salvardor Dalí, una enorme cantidad de información destinada, a priori, a formar parte de la integración de comportamientos (pues esto es lo que hace un sistema nervioso, integrar comportamientos en respuesta a estímulos; si los comportamientos se integran en un nivel subcortical se denominan respuestas reflejas, como el reflejo rotuliano, y si se integran en el nivel cortical, se denominan respuestas automáticas, como cuando el diámetro pupilar cambia al mirar de cerca o de lejos, o como cuando Schrödinger colige que sujeto y objeto son una sola cosa; como decía Guyton: el ser humano es un autómata).

La subjetividad es una propiedad emergente en esta masa de neuronas internunciales cuando se dan, al menos, es de suponer, dos condiciones peculiares: primero, que el sistema implicado sea lo suficientemente complejo (ya que la emergencia de propiedades en un sistema depende de su complejidad), y, segundo, que, gracias a dicha complejidad, desde el punto de vista meramente fisiológico ocurra algo distinto (desde el punto de vista de las interacciones entre los elementos del sistema), y ese algo distinto, necesario para la emergencia de la subjetividad, hasta ahora han sospechado los neurocientíficos que debería ser la sincronización, o, al menos, algún tipo peculiar de sincronización (como la reentrada propuesta por Edelman)… hasta ahora.

Hay que tener presente que la experiencia subjetiva es un proceso, de modo que su presencia efectiva, su emergencia en la realidad, el comienzo de la detectabilidad de su efectividad, se explicará describiendo un mecanismo, no una causa, y ese mecanismo debería ser un mecanismo de integración neuronal, dado que eso es lo que ocurre en el cerebro.



http://aigoloisiforuen.blogspot.com/2009/11/140-integracion-neuronal-y-emergencia.html

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