martes

Evolución, ciencia, Dios (II): Después de la ciencia… ¿la nada?

Que conste que estudio Medicina, y que no pretendo con este artículo desprestigiar de ningún modo a la ciencia, responsable del progreso que ha alcanzado la Humanidad. Cotas de progreso que sólo desde la estulticia más absoluta se pueden criticar: el que Vd., querido lector, esté leyendo esto ahora mismo es una clara evidencia de lo que acabo de decir. Internet muy probablemente haría entrar en un coma de placer a Aldous Huxley, que ni en sus más oscuras y enrevesadas pesadillas podría imaginar algo semejante. Me llamó mucho la atención la novela Señor del Mundo, de R. H. Benson, un relato futurista del apocalipsis ambientado en los comienzos del siglo XXI y escrito en 1911. En este libro se relata con emoción (y con mucha ingenuidad), cómo los coches llegan a los ciento veinte kilómetros por hora… y la comunicación se da con el habitual servicio de correos… Nada más lejos de mi intención criticar esta obra, que recomiendo vivamente. Simplemente quiero dejar constancia de que la realidad supera con creces la ficción.

Hay que tener muy en cuenta el lugar de la ciencia, que es un lugar muy concreto.

La ciencia experimental estudia la materia, con un método que es el método científico. Éste método consiste en el análisis de datos empíricos, la formulación de una hipótesis que sea coherente con dichos datos, y la posterior labor de contrastar estas hipótesis, utilizando como herramientas las matemáticas y la estadística. Esto podría detallarse más y complicarse hasta el infinito. Hay ciencias no experimentales, las matemáticas, que se utilizan como instrumento de aquellas. No puedo detenerme en ellas por el momento, lo intentaré hacer en otro post.

Analicemos el método en cuestión. El método científico como tal, estudia la realidad. ¿Pero estudia la totalidad de ella?

- Primero, prescindiendo sobre si estudia la totalidad de la realidad, no la estudia de un modo “absoluto”: la ciencia es susceptible de errores, o por lo menos, de correcciones y ampliaciones. A medida que se mejoran los instrumentos de medida, se descubren nuevos datos empíricos o que los anteriores eran erróneos (por artefactos de la observación). Esto último se ha dado, por ejemplo, en la Histología: a medida que se mejoraban los microscopios se descubrió que antiguos “hallazgos” eran errores debidos a la manipulación de la muestra (se denominan artefactos). Estos nuevos datos tienen que hacerse coherentes con la anterior hipótesis. Y en ocasión son incompatibles con la hipótesis, y es de nuevo necesaria una nueva. Así avanza la ciencia. Y nunca hay un conocimiento que como tal sea “absoluto”.

- Segundo, la materia no es la totalidad de la realidad. Si un científico dice que la totalidad de la realidad es la materia… está haciendo filosofía (materialismo filosófico concretamente, siendo Gustavo Bueno, filósofo español, un exponente de primera categoría). La “totalidad de la realidad” no es abarcable con el método de la ciencia experimental. No se puede someter de modo absoluto a toda la realidad a un proceso experimental. Esto último es ya de por sí un nonsense, un sinsentido. Suponiendo que la realidad es sólo material, que reitero es una tesis filosófica, la ciencia experimental no puede someter a la totalidad del cosmos a la experimentación.

- Tercero, queda la siempre compleja cuestión de la libertad. La fisiología, ciencia que estudia el funcionamiento del cuerpo humano, no puede acercarse ni tangencialmente siquiera al tema de la libertad. La fisiología estudia al hombre como “autómata”. El libro de texto de fisiología más famoso probablemente sea el famoso “Guyton” (Tratado de fisiología médica, A. C. Guyton y E. Hall, publicado en español por la editorial Elsevier), expresamente considera al hombre un autómata. La experiencia de la libertad es un hecho empírico de primera categoría: hecho que no se conjuga muy bien con un supuesto automatismo. Mi tesis es que desde una filosofía materialista (que no desde la ciencia, a la que estos temas ni le van ni le vienen) no puede afirmar que el hombre sea libre. Porque no es explicable desde los datos de la ciencia. La experiencia de la libertad no sería más que una triste ilusión psicológica. Porque, insisto: la libertad no es explicable desde la ciencia. Podemos explicar en neurofisiología los comportamientos como respuesta a un estímulo (los capítulos de neurofisiología del libro antes citado son extraordinarios: una auténtica recopilación y síntesis del conocimiento actual sobre neurociencia). Podemos explicar una vía o ruta neuronal. Cada vez se descubren más. Podemos explicar cómo en respuesta a un estímulo concreto la información llega a un grupo de neuronas. De ahí esas neuronas emiten una respuesta determinada. Pero… de ahí a la libertad corre un buen trecho. Hay toneladas de intentos de explicación “científica” de éste problema, que muchas veces no pasan de ser vulgar pseudociencia. De hecho no hay ninguna publicación relevante a este respecto en la literatura científica de peso.



Siguiendo con el tema de la libertad. Cuando quiero hacer algo… ¿Es una mera respuesta a un estímulo? Es decir, ¿es la libertad una mera sensación? Guyton expone en su tratado la “teoría holística” (sí, como lo leen: teoría holística), que explica los pensamientos como “patrones” de señales eléctricas en diversas regiones de la corteza cerebral. Pues bien, lo que se sabe sobre esos pensamientos es que aparecen y desaparecen como el Guadiana. ¿Cómo se originan? Nada se sabe. ¿Somos nosotros quienes los provocamos? Pues bien, desde una filosofía materialista sólo puede afirmarse que son resultado de un estímulo, luego propiamente, nuestros pensamientos son simples respuestas fisiológicas a unas señales concretas. Luego no es defendible la libertad desde una filosofía materialista. Somos meras “señales y respuestas”, o meras reacciones bioquímicas (como decía Severo Ochoa). Si sólo es válida la ciencia como saber… Sólo nos queda la nada: no somos libres.

Afortunadamente para el género humano, ni la filosofía se acaba en el materialismo (que es a mi parecer un reduccionismo), ni la ciencia es el único conocimiento válido.




http://elhombreylavida.wordpress.com/2010/03/09/evolucion-ciencia-dios-ii-despues-de-la-ciencia%e2%80%a6-%c2%bfla-nada-2/

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